HÉROES 

             SIN

                   GLORIA


DEDICATORIA

 

España ignora a sus héroes y en un tiempo hedonista como el presente, los difama. El hombre moderno alucinado por el consumismo, desarraigado por el adanismo que le destruye familia, Patria, historia y cultura para sustituirlas por un bodrio ideológico reduccionista e hipersexualizado. Esclavo del pensamiento único, opuesto a la naturaleza, a la ciencia, a la lógica y a la ética, se siente protegido por la inmunidad del rebaño, aunque en el camino deje valores fundamentales para su dignidad de persona como la libertad y el espíritu crítico. Parece sorprendente que en este caldo de cultivo puedan aflorar héroes. Afortunadamente para la especie humana, la biología está por encima de la ideología y cada día constatamos la presencia del héroe entre nosotros: el joven que esgrimiendo su patín defiende a una mujer hasta perder la vida de ser asesinada por un grupo terrorista fanático y letal o el bombero que, sabiendo sus pocas probabilidades de sobrevivir, se adentra en un edificio en llamas para salvar el máximo de personas, o el soldado que cumpliendo con su deber de llevar sangre a un hospital civil en medio de una guerra, sabe que será objeto del fuego de todas las partes en conflicto. Por ello, dedico este libro a esos cientos de héroes anónimos, especialmente a los que mas conozco, aquellos que en las filas del Ejército sirvieron o sirven voluntariamente a España en los puestos de mayor riesgo y fatiga, arrostrando penalidades y enfrentando situaciones de grave peligro en el cumplimiento de su deber hasta el sacrificio de sus vidas, si fuera necesario, sin esperar recibir nada a cambio que, por cierto, nunca reciben.


 

EPÍGRAFE

 

Aquí la más principal
hazaña es obedecer
y el modo cómo ha de ser
es ni pedir ni rehusar.

Aquí, en fin, la cortesía,
el buen trato, la verdad,
la firmeza, la lealtad,
el honor, la bizarría,
el crédito, la opinión,
la constancia, la paciencia,
la humildad y la obediencia,
fama, honor y vida son
caudal de pobres soldados;
que en buena o mala fortuna
la milicia no es más que una
religión de hombres honrados.

Calderón de la Barca (1600-1681)

soldado de los Tercios de Flandes y, después, presbitero


 

PROLOGO

 

Este libro que presento trata de ser una novela histórica, o no sé si histérica, del Ejército que yo viví, entre el tardofranquismo y la proyección militar hacia el exterior (Iraq, Bosnia, Kosovo, etc.). Todas las historias que cuento están basadas en hechos reales que viví, en su mayoría, o que me contaron compañeros en los que confío. Los personajes son de ficción porque sé que los militares que protagonizaron las historias les molesta salir del anonimato (si alguna vez veis a un militar que se siente cómodo exponiéndose en los medios o que goza de su admiración, ¡sospechad!, seguramente es más político que militar). Hago alguna excepción con compañeros fallecidos en acto de servicio porque ya es hora que se reconozca su sacrificio y se le otorgue la gloria que se merecen.

Mi pretensión no es otra que el público en general conozca el gran esfuerzo que hicieron los militares por servir a su Patria, bien, en la zona de operaciones del Sahara o en misiones internacionales en zonas de guerra (Iraq, Bosnia..), bien, en teritorio nacional, en tiempos revueltos políticamente (se estaba pasando de un régimen dictatorial a una democracia) con el problema asociado del terrorismo de ETA y otras organizaciones de ultraizquierda que se cebó con militares, guardias civiles y policías.

“Si no estás muerto todavía, perdona. El rencor es denso, es mundano; déjalo en la tierra: muere liviano” – Jean Paul Sartre (1905-1980)

Astorga, noviembre de 2024


PARTE  1

 

ALLÁ POR LA TIERRA MORA...

 


Capítulo 1: “¡Joder, qué tropa!” (Almería, año 201..)

Capítulo 1



¡Joder, qué tropa!” (Almería, año 201..)



¡Tanto querer llegar a general para ser la última boñiga del escalafón de altos cargos! Si no, ¡mírate!: en la cocina de tu destartalado pabellón militar, siniestro como la casa de la familia Adams, haciendo café y poniendo copas para mis invitados como un sirviente distinguido. En otro tiempo, hace cuarenta años, por ejemplo, tendría la misma porquería de casa aunque más nueva, un cocinero y varios camareros con pajarita para mí solo. Pero se ve que he llegado tarde a casi todo ─ menos cuando de recibir bofetadas se trataba─. Porque esa ha sido la tónica de mi vida: recibirlas. En mis cuarenta años de servicio me los han dado gentes de toda nacionalidad, etnia y religión: saharauis amigos y enemigos; musulmanes de Marruecos, de Bosnia, del Líbano, de Irak y Afganistán; católicos croatas y ortodoxos serbios; por no citar las recibidas de los míos: políticos, periodistas y, también, cómo no, militares, con y sin graduación...en fin, la lista se me haría interminable. Pero como decía el tatuaje en el brazo del legionario Bolinga: "Nací para sufrir".

¡La cosa tiene bemoles!, es la segunda vez que se me caen los cubitos de hielo. ¿Pues sabes lo que te digo?, a los del suelo les van a dar... Estoy yo, con la media castaña que traigo, para hacer flexiones de tronco... La verdad, para complicarme la vida soy único, si no dime como se come esto: cuando me quedan tres meses para que me larguen del Ejército a mi casa por viejo, no se me ocurre otra cosa que reunir a un grupo de camaradas de armas y algún que otro advenedizo, ruinas humanas la mayoría, y organizar el vigésimo no sé cuantos aniversario de nuestra misión en Bosnia, les monto un acto legionario en mi Brigada de tres pares de narices, les doy, después, una copiosa comida bien regada con cargo a mi bolsillo y, como colofón, los traigo a mi casa para acabar de cocerlos y que terminen matándose vivos. ¡Carajo!, la bocaza me pierde. Con lo bien que habría quedado despachándolos después de comer, cuando todavía la emoción los tenía alobados y todo era ji, ji, ja, ja. Además, los colegas que tengo ahora en el salón son de un revoltillo de ganaderías: los bravos, de perfil guerrero que pasaron el mayor tiempo de su carrera destinados voluntariamente en unidades y luchaban a codazos por apuntarse a un bombardeo y, por otra, los pastueños, de perfil burócrata con el culo plano de calentar sillas en despachos de Madrid, del que solo salían para hacer el tiempo mínimo de mando o ir a una misioncita en el extranjero, preferentemente en un Cuartel General, para no quedar rezagados en sus minúsculas carreras. Dos grupos que, en confianza, no se llevaban lo que se dice bien. También, hay diferencias por edad: los más puretas, hoy retirados, que ya estaban en activo con el franquismo, se iniciaron con la guerrita del Sahara y terminaron su carrera con la de Bosnia y, nosotros, los jóvenes, aunque esté a punto de pasar a la reserva, comenzamos nuestra vida profesional con la democracia, recibimos las primeras bofetadas en Bosnia y no paramos de encajarlas en Kosovo, Líbano, Irak y Afganistán. Pero, como cualquier situación por desfavorable que sea es susceptible de empeorarse, me he traído a casa, también, a la Comandante médico González, primera mujer en las filas de la Legión, de difícil trato pero una gran profesional que le echó un par de ovarios al asunto en Bosnia y al reportero de guerra Medina con el que hemos coincidido en unas cuantas. Tipo curioso este Medina, empezó cubriendo la guerra de Bosnia cuando tenía el cascarón pegado al culo, maoísta hasta las tracas, y veinte años después, con unas cuantas guerras a sus espaldas y un cargamento de cajas de J.B. consumidas va a terminar siendo de ultra derecha, si la cirrosis no lo impide. Bueno, un error imperdonable, se me olvidaba la joya de la corona el general Contreras, que en estos momentos está dándose un baño de masas en el bar de la Base, aunque no descarto su llegada para dirigir este cotarro. Un buen tipo, algo histriónico, el niño en el bautizo y el muerto en el entierro, pero un jefe valiente y decidido, como todo quisque desearía tener cuando de tiros se trata.

─Mi general, ¿no hay whisky por ahí? ─ Lo que me faltaba, el Fatty en mi cocina, precisamente ahora que estoy más liado que la pata un regulari No sé cómo se las apaña este gordo inmenso, metepatas, para colarse por la cara en cualquier lugar donde haya bebida gratis. Mira que he hecho todo lo posible por despistarlo, pues nada, aquí lo tengo. Además, este tío no tiene nada que ver con nuestra celebración, ni estuvo en Bosnia ni se movió de Almería en su puñetera vida. Aterrizó en el Tercio de teniente coronel al tener prioridad por proceder de un regimiento disuelto, se instaló en el bar de oficiales y de allí no salió hasta que ascendió a coronel. Dejado por imposible por todos los jefes que ha tenido, se ha bebido varias cosechas de distintas denominaciones de origen y nadie le ha visto pagar una ronda todavía. Además, es un prodigio físico - pesará unos ciento treinta kilos- pero en cuanto se coloca levita como un globo.

─Lisandro, ¡lárgate al salón y pon tu enorme culo, si cabe, en algún sillón!, que enseguida llevo las bebidas -bramé.

Me miró con ojos vidriosos, profirió un gruñido y se fue flotando. No sé por qué soy el único jefe al que obedece prestamente.

Mi ayudante, otro pesado, irrumpió en la cocina agitado y sudoroso dándose de bruces con Fatty, con esa sensación de actividad que adopta cuando le queda un mes para que lo califique.

─Mi general, no se preocupe por el general Contreras y las mujeres, lo tengo todo bajo control ─cuando un subordinado me dice que no me preocupe, me echo a temblar.

─Acuérdate de quien lo tenía todo atado y bien atado y fue cascar y la que se lió ─no puedo evitar irme de la lengua cuando tengo cuatro copas.

─Aquí no va a pasar ─me contestó muy seguro─. Al general Contreras, que tenía unas ganas locas de saludar a sus viejos subordinados, lo he dejado bajo la atenta mirada del teniente Menor para acompañarlo y llevarle con el coche donde quiera. Las mujeres están todas en una cafetería del centro, colocadas en un reservado y servidas. Mi mujer estará enlazada conmigo para cuando terminen recogerlas y trasladarlas a sus respectivos hoteles, no menos de dos horas.

¡Joder, Menor!, ¡lo que me faltaba, la zorra cuidando al lobo! Buen espécimen este Menor, Freud se lo hubiera pasado en grande con él. No le va el apellido lo más mínimo, salvo en estatura ─en Bosnia estaba a la altura de los niños de primaria─, es el mayor en todo: moroso, sin pudor de la deuda, putero, en toda el área de responsabilidad de la OTAN, y follonero, con un máster en dormidas en el calabozo de la policía. También, debo reconocerlo, es el más valiente, leal y efectivo legionario que a cualquier jefe le gustaría tener. En cuanto a mi mujer y a mi hija, no sé todavía como he podido convencerlas de que asistieran a ese café ─ aborrecen a las militaras ociosas y cuarteleras y ahí habría unas cuantas─, espero que no me hablen hasta el día del juicio final por la tarde.

─Muy bien, con colgarte de los pulgares si algo sale mal...─le dije a mi Ayudante socarrón.

En ese momento, se oyó un fuerte golpe en el salón seguido de una barahúnda de cristales rotos y objetos chocando contra personas, animales y cosas, como si un tornado hubiera entrado por la ventana. Salí disparado con mi Ayudante y nos encontramos con el desastre del siglo: El sillón del Teniente General volcado esparciendo por el suelo los restos de tan ínclito personaje mezclados con los del Fatty que sujetaba sobre su orondo pecho, en posición de prevengan armas, una lámpara de pié de cuando Prim era cabo y sobre ellos, en franca desbandada, la colección de elefantes de ébano ─falsos, naturalmente─ que en su día compré en Canarias. Curiosamente, nadie, salvo el general Montejo y el coronel Marín, había hecho el más mínimo movimiento para tratar de ayudarlos, todos seguían sentados riéndose como el que no quiere la cosa. Me hice cargo del Teniente General ayudándolo a levantarse. El hombre, con la mayor dignidad que pudo se incorporó, arreglándose la ropa, esbozó una sonrisa nerviosa y trató de quitar hierro al asunto. Restituí el sillón a su posición original y se sentó. Según me contaron, partiéndose de risa, el Fatty trató de inclinarse por detrás de sillón del Teniente General, para largarle alguno de sus rollos, y la gravedad, puta gravedad, hizo el resto. Miré al Fatty, que beatíficamente roncaba en decúbito supino sin soltar la lámpara. Se la quité sin miramiento alguno, rescaté mis elefantes y, por último, decidí que mi Ayudante lo trasladara a uno de los dormitorios. Como vi que no podía con la enorme mole que había dejado de levitar pedí la colaboración de los presentes y entre cuatro lo llevamos a una habitación, lo dejamos caer sobre la cama como un saco de patatas.

─¡Joder, como pesa este cabronazo! ─ se quejó el teniente coronel Patxi Zárate sudando la gota gorda─. La próxima vez lo arrastramos hasta el patio y lo dejamos tirado para que duerma la mona al relente.

Después del incidente regresé a la cocina y llevé el carrito con las bebidas y el café, lo aparqué convenientemente y me senté en sillón próximo al Teniente General que, casualmente, mis compañeros habían dejado libre.

─Hacedme el favor de serviros vosotros mismos ─aunque mi Ayudante, un pelota redomado, me había propuesto servir él, sobre todo al Teniente General, me negué en redondo para no crear jurisprudencia.

Se fueron levantando y comenzaron a servirse café ─lo había hecho cargadísimo, por cierto─. Pese a lo dicho, mi Ayudante se apresuró a servir al Teniente General, bajo mi mirada asesina. Cuando estaban todos en sus asientos me creí obligado a decirles algo:

─Mi General ─dije, haciéndole una breve inclinación de cabeza─, amigos, todos los discursos se han dicho esta mañana en el acto y no soy tan insensato como para dar uno más. Tan sólo unas brevísimas palabras para daros la bienvenida a mi pabellón, no digo vuestra casa porque dentro de dos meses me dan la patada en culo y me mandan a la calle por consumir mi tiempo de general de brigada en activo. Como llevamos siglos sin vernos y durante el acto no hemos tenido suficiente tiempo de charlar de nuestras cosas, os he traído hasta aquí para que os despachéis a gusto. Por favor sed comedidos con la bebida para que vuestras mujeres no me pongan a parir después y podáis cumplir como caballeros, si el deber marital os reclama─ los más rijosos hicieron comentarios sexuales subidos de tono ─. Así que disfrutad de vuestra bebida y de la amistad.

¡Ya está!, con esto termino, siempre que en las próximas dos horas no suceda algo anormal, cosa tampoco descartable con elementos como estos. Tomé mi taza de café y les eché un vistazo. las caras de los mayores, todo un poema, emociones más copas más edad, mala mezcla. Tuve un sentimiento especial, como de ternura, hacia muchos de aquellos tipos con los que había compartido más de cuarenta años de mi vida militar. Malos momentos muchos, especialmente, la pérdida en acción de compañeros irreemplazables, pero, también, los hubo sublimes, ¡cómo no!, generalmente, proporcionados por nuestros subordinados. ¡Quien no ha mandado legionarios en situaciones de peligro no puede entenderlo!.

Como estaba en esa fase del bebercio cuando todavía no tienes los niveles calados, se te agudiza el cerebro y andas por la cresta de la montaña con peligro de despeñarte hacia la melancolía o la euforia, me sentí orgulloso de haber quemado la mayor parte de mi vida en la locura sublime de servir a mi Patria en el Ejército, siempre, donde mayor riesgo había. Yo, un tipo normalito, con un coco decente, hijo de un legionario, hecho a sí mismo, que en toda su vida de sufrimiento y dureza había culminado su carrera en el grado de teniente; nacido legionario porque mi madre después de parirme, como decía Menor cuando era sargento de mi padre, la primera compresa que utilizó fue un girón de una camisa legionaria, me veía ahora de General mandando la mejor Brigada del Ejército. Me perdí el conflicto del Sahara por edad, era un mozalbete, pero lo viví a través de mi viejo, que si participó, cuando estaba destinado en el Tercio Sahariano 3 del Aaiun donde se llevó la familia. Por unos pocos años me lo perdí, pero me chupé, voluntariamente, los de Bosnia, Kosovo, El Líbano, Irak y Afganistán...

...Entre mis amigos y yo hemos vivido intensamente los cuarenta últimos años de la historia del Ejército. Una historia que comenzó con la bochornosa retirada del Sahara perpetrada por un puñado de políticos cobardes y venales de un régimen agónico, que moría con Franco; continuó durante los primeros años de transición a la democracia en un difícil encaje Ejercito-sociedad; que sufrió en sus carnes el zarpazo cruel del terrorismo de ETA, del GRAPO y del FRAP, sin respuesta contundente de las Autoridades; un ejército que, en principio, permaneció expectante cuando un un grupo de militares, ante lo que consideraban la dejación de los gobernantes respecto a la quiebra de la unidad de España y la violencia y desorden reinante montaron, en la mas rancia tradición, un golpe de estado de opereta, fracasando porque el resto del personal no estaba para esa clase de aventuras. Después, esta intentona sería explotada convenientemente por los descendientes de los que perdieron la guerra civil para incrementar los ataques sobre un Ejército que no podía defenderse, sembrando una ideología disolvente sobre todo lo que fuera amor a España y sus símbolos, denigrando toda institución armada so capa de pacifismo; que sufrió en sus carnes drásticas reorganizaciones que redujeron el numero de Unidades, más allá de las necesidades objetivas de la defensa nacional, espoleando a muchos militares a irse a la reserva; que entramos en la OTAN, tras un proceso incierto debido al cambio del Gobierno, integrándonos, con un presupuesto de defensa a la altura de Liechtenstein. Un conjunto de acciones y omisiones que se tradujo en una desconfianza de la mayoría de los militares hacia los políticos y la prensa y viceversa... Bosnia fue la némesis. Nuestra impresionante actuación, con unos medios obsoletos, dejando bastantes vidas en el servicio humanitario a un pueblo destrozado por la guerra, nos devolvió el prestigio internacional y el respeto de nuestra sociedad, respeto y cariño que seguimos manteniendo si las encuestas del CIS no mienten…

Cuando hablo de la historia reciente del Ejército con jóvenes militares y no tan jóvenes observo que hay un desconocimiento de la materia preocupante, sobre todo del periodo comprendido entre el conflicto del Sahara y nuestra misión en Bosnia, que me gustaría subsanar de alguna manera. Conflictos, en los que participamos los aquí presentes, los mas viejos en ambos, que no pueden considerarse guerras en el sentido estricto del término por su baja intensidad, donde el peligro no es tan obvio, sino más sibilino y la población civil juega un papel excepcional, conflictos, con situaciones tan alejadas de los reglamentos militares, que exigen profesionales dotados de gran iniciativa, valor y humanidad. Para los civiles el tema es totalmente desconocido, salvo los historiadores o periodistas que lo hayan estudiado y alguno que se hubiera visto involucrado directa o indirectamente, porque durante el conflicto del Sahara estábamos en una dictadura y solo se filtraba lo que interesaba al Régimen y durante la misión en Bosnia porque los medios estaban enfocados a Sarajevo y solo tuvimos visibilidad cuando el centro de gravedad del conflicto se trasladó a Mostar, en nuestra área de responsabilidad. Así que voy a contar, con la ayuda de mis invitados, que seguro harán comentarios jugosos porque, aunque el gramo de cerebro en la milicia está muy caro, Groucho Marx credit, hay aquí varias cabezas muy bien amuebladas. Por eso me parece interesante que escuchéis nuestra versión, la de unos tipos curiosos, desconocidos muchas veces, incomprendidos otras o desprestigiados por una minoría interesada. Tipos que se juegan la vida por cumplir su deber, sin esperar nada a cambio que, por cierto, nunca reciben; tipos que tienen el petate hecho para ir a donde se les manden sin que nadie se preocupe por sus familias que los esperan ansiosas, unos tipos a los que no les digas nunca que lo que sufren “va con el sueldo”, porque no hay dinero en el mundo que pueda pagar una vida humana que ellos arriesgan a cada momento por una paga de mierda; en fin, unos “héroes sin gloria”.





Memorias de África (1968-1974)

Tuve una infancia muy entretenida. Entre los suspiros de mi madre, enferma e inválida, los gritos histéricos de mi hermana mayor, una adolescente que se tuvo que hacer cargo de la casa, y los capones de mi padre por las trastadas que hacía, me pasaba la vida. Afortunadamente, lo veía pocas veces pues se iba al cuartel recién amanecido y volvía a la casa de noche, muy pocas veces, porque su situación normal era de servicio o maniobras. A mi tampoco se me caía el techo encima, permanecía la mayor parte del tiempo desaparecido en la inmensidad de una ciudad con tantos recovecos pintorescos como Melilla, donde habitaban gentes de toda raza y religión.

Mi familia vivía en una pequeña casa moruna en las estribaciones del barrio de Cabrerizas Altas que se asomaba a la Cañada de la Muerte. Allí no había llegado todavía el progreso de la ciudad. Continuaba siendo un lugar primitivo y violento. En mi calle, solo había dos casas en las que entraba un sueldo fijo, aunque miserable, la nuestra, mi padre era suboficial de la Legión y la de Martín, “patapalo”, un inválido de guerra de la guardia civil, el resto vivía a salto de mata: pescadores, peones de albañil, chatarreros, Mohamed el moro de la tiendecilla y los cabreros. La diversión diaria estaba garantizada, cuando no eran la “Marenga”, de profesión sus labores, y la “Rubia”, de profesión sus favores, arrastrándose de los pelos por un quítame allí esos cuernos, continuando la juerga los respectivos maridos insultándose y embistiéndose sin llegar al contacto porque no había nadie que los separara; o eran los chatarreros, los Lobato, cuatro hermanos borrachos y pendencieros que organizaban la de dios es cristo hasta que intervenía el patriarca que, cayado en mano, repartía estopa cagándose en la puta madre de San Apapucio, de Franco y del Obispo de Coria, por este orden. Alguna que otra vez entraba la policía y se llevaba al alborotador, devolviéndolo al día siguiente perfectamente corregido de obra. Nosotros, los niños, no necesitábamos televisión para entretenernos, tampoco había tantas, solo mi familia y la Rubia la teníamos. Por nuestra parte, nos anticipamos a lo que después sería la “Alianza de Civilizaciones”. Teníamos a tiro de piedra, nunca mejor dicho, a los morillos de la Cañada de la Muerte y por si fuera poco, como nuestro Colegio público estaba abajo en el barrio hebreo, aprovechábamos para zurrarnos la badana con los niños “lejudis”. No es que me encantara el colegio, pero como en primaria no había que estudiar, ni tareas y me enteraba perfectamente de lo que decía el maestro iba bastante bien y mis travesuras eran disimuladas porque don Enrique, mi maestro, forofo del futbol, me tenía en palmitas... ...La revolución se produjo, cuando teniendo yo diez años, mi padre ascendió a teniente legionario y fue destinado al Sahara, trasladándose al Aaiun con toda la familia. Afortunadamente, le dieron una casa militar por la enfermedad de mi madre, la primera casa de verdad en la que había vivido, nueva, moderna, con un piso y terraza en el Barrio de Colominas, aunque algo alejada del centro y del Instituto donde estudiaría el bachillerato, por sacarle algún defecto. Mi calle estaba habitada por los oficiales en una acera y los suboficiales en la de enfrente. Justo, al lado, vivía el teniente Montejo, también destinado en el Tercio como mi padre, con su familia: Isabel, una mujer cariñosa y dispuesta, embarazada, y su hijo de dos años Julito. Pocos niños de mi edad había en la calle y pronto congenié con Pedri, hijo del sargento primero legionario Felipe Segundo, que también estaba en mi curso en el Instituto y era una buena firma. Como yo venía de Cabrerizas con un máster en liderazgo y continuaba con mi fino instinto para el follón, pronto de me rodeé de un grupo, muchos de ellos canarios, grandotes, tranquilones, buenos futbolistas, con los que reanudé mis actividades. La cuestión de los estudios se torció, porque en el Instituto era raro el profesor que explicaba algo y había que apretar los codos si se quería aprobar. Como seguía sin cambiar de actitud, ese curso me suspendieron en junio cuatro asignaturas y mi padre, como castigo, me llevaba al Cuartel, donde el legíaii de la oficina, que había sido directivo de un banco hasta que se le enredó entre las manos cierta cantidad de dinero ajeno y tuvo que salir por piernas, se encargaba de que me estudiara, manu militari, las asignaturas pendientes. En esta situación estaba terminando el verano, cuando algo sucedió - Juan, ¿Que estás haciendo aquí?- el teniente Montejo que tapaba toda la puerta de la oficina se dirigió a mi. La verdad es que me pegó un susto de muerte y empece a balbucear. El legionario oficinista trató de contestar en mi lugar pero con un gesto lo detuvo- ¿es que no sabes hablar? -No...si...estoy...recuperando las asignaturas que tengo pendientes para septiembre -conseguí sobreponerme. -Bueno, recoge tu cartera y vente conmigo -lo seguí como un corderito. -Me he enterado que como estudiante eres un “matao” pero juegas bien al futbol. ¡Vamos a comprobarlo!... ...Me llevó al campo de deportes del cuartel donde un grupo de legionarios con equipación deportiva estaban entrenando, los reunió -por lo visto el teniente era el mister del equipo de futbol de la Compañía y de la Banderaiii- y me presentó: -Este es Juan, hijo del teniente Castillo, se nos va a incorporar al equipo...como jugador no puede ser por la edad...bueno, ya veremos -todos se me fueron acercando y alguno que otro me largo una colleja. ...Me dio un balón y me dijo que le mostrara mis habilidades. Como nunca había jugado con uno de cuero me costó un poco cogerle el bote y el peso, pero pronto lo mantuve sin caer al suelo durante un buen rato y como colofón me hice un autopase de tacón por la espalda, sacando el balón por encima de la cabeza, que había aprendido de un jugador del Melilla, ganándome un fuerte aplauso. El teniente, sonriente, me felicitó: - Juan, a partir de ahora le diré a tu padre que te incorporas al equipo como asistente del entrenador -pegué un bote de alegría como de un metro-, pero… si quieres algo hay que esforzarse... tienes que aprobar todas las asignaturas. No pongas esa cara, rapaz, que yo como vecino tuyo te ayudaré con el estudio. ...Fue mano de santo, me llevaba a todos los partidos en su coche y por las tardes, me ayudaba en el estudio, de una forma tan sencilla que terminé cogiéndole gusto y en septiembre recuperé las cuatro asignaturas con sobresaliente, cosa que creó un fuerte revuelo en el Instituto. También me llevaba de excursión con su familia, los fines de semana que estaba libre de servicio, a sitios que, de otra forma, no habría conocido nunca: al oasis del Meseyed, a cabeza de playa, donde nos deslizábamos toda la familia por la enorme duna de Santiago, a las sebjasiv y zonas de grarasv... ...Un año después, el miércoles 17 de Junio de 1970, me acuerdo como si fuera hoy, mi pequeño paraíso empezó a resquebrajarse hasta volar por los aires definitivamente el verano de 1974 en que la situación se volvió tan peligrosa que mi padre pensó en mandarnos de vuelta a Melilla. Ese funesto miércoles, empecé la mañana muy alegre porque no había clase y ya sabía que había pasado el curso con todos notables y sobresalientes. El día anterior, los profesores nos explicaron la razón del festivo inesperado: se iba a celebrar un acto patriótico a petición de los notables de la Yemaávi para agradecer a España su labor y depositar su confianza en un futuro en común. Nos recomendaban que asistiéramos porque habría, entre otros actos, desfiles de Unidades de mayoría saharaui, comilona... ...Varios amigos del barrio decidimos bajar al centro sobre las doce de la mañana. Salimos por la cuesta del Parador y topamos, enseguida, con varios pequeños grupos de jóvenes saharauis que muy exaltados, provistos de pancartas gritaban consignas tales como “el Sahara para los saharauis”. Unos canarios mayores que presenciaban el acontecimiento nos dijeron que en el barrio de Jatarrambla, a espaldas del nuestro, se estaban concentrando muchos saharauis contrarios al Gobierno y lo mejor era que nos fuéramos a casa porque se iba a liar una de campeonato… Desanduvimos el camino y Pedri y yo, los mas lanzados, decidimos irnos a ver que pasaba en Jatarrambla… ...Por precaución nos subimos al tejado de un desvencijado almacén desde el que se dominaba la explanada. Se nos pusieron los pelos de punta por la gran masa de saharauis, hombres, mujeres y niños, que se habían reunido y que aumentaba incesantemente con gente que llegaba en camiones y otros vehículos de transporte. También habían montado un frig de jaimas. Parecía una fiesta. La gente cantaba y coreaba eslóganes dirigidos por un grupo de jóvenes saharauis vestidos de europeo sin derrá. Las palabras que mas se decían, de las que nosotros podíamos entender, eran “independencia” y “el Bassiri”. También muchas pancartas, en español que decían cosas como “independencia sin tutelas”, que no entendíamos bien y algunas banderas de otros países... ...Fuimos cogiendo confianza y decidimos quedarnos hasta el final... Al poco tiempo se produjo un revuelo entre la masa seguido de un silencio sepulcral: una columna de varios land-rovers, uno de ellos con el banderín del Gobernador del Sahara del que se bajo el General, arropado por su escolta que, muy decidido, se dirigió a los jóvenes que controlaban el cotarro y, a voz en grito, leyó un papel que traía. Sólo pudimos enterarnos de que decía algo así como que “... la amistad de España con el pueblo saharaui”...”que solo con España tendrían un país”...”que se unieran a la manifestación autorizada del centro”...habló después con los jóvenes dirigentes que gesticulaban y gritaban y como la masa empezaba a despertarse del letargo, volvió a su coche y se fueron rápidamente… ...Tras su marcha, los jóvenes hablaron a gritos con la muchedumbre, produciéndose una especie de confusión porque se fueron formando círculos en los que se discutía vivamente, así estuvieron casi una hora hasta que la masa empezó a moverse en dirección al centro de la ciudad… Enseguida, llegó una columna de la Policía Territorial, de la que bajó un Teniente Coronel y medio centenar de agentes nativos que se dispusieron a contener el movimiento de la masa y tratar de controlar la situación. El Jefe se dirigió a los cabecillas e intentó hablar con ellos, pero fueron recibidos a pedradas, una de las cuales le dio en la frente dejándole medio inconsciente. Los agentes retiraron al Jefe a un vehículo y, bajo una lluvia de pedradas, hicieron varios disparos al aire y por lo que pudimos ver produjeron algún herido, encrespando mas la situación, recrudeciéndose la lluvia de pedradas. Ante esta situación, la policía se replegó a las afueras del barrio… ...Reorganizados y reforzados, los policías, la mayoría armados solo con porras y unos pocos con CETME, montados en sus vehículos desplegados en abanico se dirigieron muy despacio hacia la masa, siendo recibidos con algún disparo y una avalancha de piedras. Temiendo por su seguridad la Policía disparó al aire. Tomaron contacto con las primeras filas de los concentrados intentando dispersarlos a porrazos pero no podían. Detuvieron a varios de jóvenes mas agresivos, pero solo consiguieron enfurecerlos más y que redoblaran sus ataques a pedradas. Con varios heridos, los policías se volvieron a replegar al borde del barrio, donde se detuvieron cerrando las distintas calles para que no pudieran salir hacia el centro, quedando, los dos grupos dándose frente a unos cien metros de distancia… ...En cosa de media hora una columna de camiones cargados de legionarios alcanzó a los policías que cerraban el barrio, desmontaron y en formación pusieron el machete en los fusiles, cargaron las armas y colocaron el seguro...Pude distinguir que una Sección la mandaba el teniente Montejo y me asusté. Parece que a mi amigo Pedri le pasó algo parecido... -Oye Juan tengo miedo, vámonos de aquí pitandome dijo con una cara que era un poema. -Yo también tengo miedo Pedri pero no podemos largarnos ahora por si nos cogen en medio del follón. Estate quieto que aquí arriba no nos pasará nada. Procura esconderte bien. En cuanto los legionarios empiecen a repartir leña esto se acaba y nos piramos. ...Las dos Secciones, en columna y a paso ligero, se dirigieron a la carrera hacia la manifestación, que empezó a recular. Al llegar como a unos diez metros las dos primeras Secciones se abrieron formando dos líneas en un amplio frente y se situaron con el arma en prevengan. El teniente Montejo mandaba la de la derecha. La masa avanzó hasta situarse a unos diez metros de la Compañía. Nuevas voces y una avalancha de piedras se abatió sobre a formación, así como unos disparos aislados. Un teniente, al que no se si le impactó una piedra o un disparo, se desplomó inconsciente. Sus legionarios, ante la baja su oficial y el temor a ser arrollados por la masa enardecida ,sin que nadie se lo ordenara, hicieron algunos disparos; la gente, aterrada, huyó despavorida llevándose los heridos que pudieron. ...Una vez disuelta la manifestación acudieron rápidamente los policías y varias ambulancias que procedieron a la evacuación de heridos. Algunos policías empezaron a desmantelar el frig de jaimas de los saharauis que habían llegado de fuera. Pude saber por mi padre, al día siguiente, que hubo dos muertos saharauis y veintidós heridos. Sólo tres legionarios heridos graves y una docena mas leves… ...Como pudimos, bajamos del cobertizo y salimos disparados hacia nuestra casa, donde llegamos con el corazón que se nos salía por la boca. Quedamos Pedro y yo en decir a nuestros padres que habíamos estado en la manifestación del centro… ...Este follón cambió bastante las cosas. Los niños saharauis de nuestro Instituto desaparecieron la mayoría y solo algunos regresaron al curso siguiente, especialmente, los hijos de comerciantes. Aunque eran muy cerrados y difíciles de integrarlos en nuestro juegos, después de esto la poca confianza que teníamos se perdió definitivamente...La convivencia en la ciudad con los saharauis que era muy buena se fue deteriorando,sobre todo a partir del verano del año 1973 en que el Polisario, ya organizado como frente de liberación del Sahara y Rio de Oro, empezó a atacar a pequeños puestos españoles y las Unidades de la Legión, mi padre y el teniente Montejo se pasaban la vida en el desierto persiguiéndolos, lo que restringió mis movimientos pues tuve que estar pendiente de las dos casas, hasta el verano de 1974 en que volví a Melilla con mi madre y hermana...

 


Capítulo 2 . Primera parte: El coronel no...quiere...que le escriban

Capítulo 2

Primera parte

El coronel no...quiere...que le escriban (dos meses antes del acto de aniversario).

Mientras rebuscaba ansiosamente en el frigorífico algo de comer con fecha de caducidad del último lustro, sonó insistentemente el timbre de la casa. Miré por la ventana la ventana y pegué un respingo de medio metro viendo una pareja de la Guardia Civil. Con ese temorcillo a la autoridad tan propia de los que nos hemos pasado la vida en la mili, cavilé sobre qué falta podría haber cometido para que los picoletosme visitaran. Abrí con cierta preocupación, poniendo cara de no haber roto un plato en mi vida.

─Mi coronel ─dijo el guardia, con una melena propia de un señorito andaluz─, tengo el honor de comunicarle que hemos recibido en nuestra casa cuartel una notificación del general de la Legión para que tome usía contacto con él, a la mayor brevedad posible -el guardia aunque friki hablaba por escrito.

─¿Un general de la Legión? –repetí intrigado.

─Sí, exactamente, mi coronel –miró una octavilla que sacó del bolsillo─. De su excelencia el General Jefe de la... B-R-I-L-E-G, le costó un riñón leerlo. Nos remite un número de teléfono para que establezca contacto.

Cogí el número sin demostrar el menor interés para evitar la curiosidad malsana de los agentes y los despedí con una amable sonrisa. ¿Quién sería ahora el General Jefe de la Brigada Legionaria?, llevaba tanto tiempo desconectado del mundo militar que no tenía ni pajolera idea. Me acerqué al ordenador, busqué en internet: ..."noticias BRILEG". Entre muchas entradas localicé la última entrega de mando de la Brigada....Aquí está..."El General de Brigada Don Juan Castillo Alonso se hizo cargo del mando de la Brigada...". ¡Coño, el Séneca!, me quedé de piedra, mi antiguo teniente, treinta y tantos años después, convertido en jefe de una de las principales Grandes Unidades del Ejército. ¡Joder!, por lo menos por una puñetera vez habían elegido bien en Madrid. Pero, ¿qué querrá este tío de mí, después de tantos años?, a bote pronto, más de quince, intrigado marqué el número y esperé. Tras varios timbrazos, una voz andrógina me soltó un mensaje pregrabado:

─Esto es el Cuartel General de la BRILEG si conoce el numero de la extensión a la que quiere llamar márquelo después de oír la señal. Si no lo conoce espere un momento y le atenderá un centralista….bip…

¡Cómo cambian las cosas!, ahora también una Legión virtual, seguramente habrán sustituido el Credo Legionario por un manual del usuario. Esperé unos segundos y me habló una voz humana con el tono de cajero de supermercado:

─Cuartel General, dígame.

─Soy el coronel Cortés y desearía hablar con el general Castillo.

─A sus órdenes mi coronel, puede decirme su nombre completo y destino...─Me entraron ganas de darle un bufido y decirle que me pusiera inmediatamente pero me contuve pensando que los tiempos heroicos en que los subordinados resolvían y los mandos no eran tan precavidos a la hora de levantar el teléfono se habían acabado.

─Soy el Coronel Cortés, en situación de retirado, un legionario más viejo que el ojo disecado de Millán Astray, así que ponme con Su Excelencia.

─Le pongo inmediatamente ─ se le encendería alguna alarma porque contestó con la seguridad y rapidez de los legionarios de siempre.

─¡Joder, mi coronel!, me das la alegría del día ─dijo el general Castillo.

─A tus órdenes, mi general ─uno siempre tan respetuoso, incluso, con Castillo que había sido subordinado mío en otro tiempo─. Dime, ¿cuál es ese mensaje tan acojonantemente urgente que me tienes que dar?, ¿acaso no devolví la cantimplora de las últimas maniobras que hicimos juntos y tienes el vale que firmé?

¡A un cateto de la Axarquía, tan roñoso como tú, se le iba a olvidar un vale!, ¡Ni de coña! ─dijo, siguiéndome la broma─. Bueno, en serio, ¿cómo estás, mi coronel?, he perdido la cuenta del tiempo que llevamos sin vernos.

La verdad, estoy muy ocupado, imagínate lo apretado de mi agenda viviendo en una cortijada aislada del mundo. Pero estoy en condiciones de afirmar y afirmo que no he estallado todavía. Tú, en cambio, estarás hecho una mierda, si es verdad eso de que ya no hay alcohol en los cuarteles.

¡Ja!, ¡ja!, veo que sigues tan cabroncete como siempre, mi coronel. No, no, la cosa no es nada preocupante para un jubileta como tú, todo lo contrario. Te he llamado porque dentro de dos meses paso a la Reserva y se me ha ocurrido como despedida hacer un acto legionario en el vigésimo aniversario de nuestra misión en Bosnia y me gustaría que asistierais mis amigos, especialmente los legíasi de toda la vida.

Mira, mi general ─me costaba trabajo llamarle Juan, después de tantos años de amistad, pero los reflejos de la mili no se olvidan fácilmente─, desde que dejé el servicio activo, y ya son unos pocos años, me prometí alejarme de los cuarteles como de la peste equina y no por resentimiento, ni cualquier otra razón inconfesable, simplemente, en defensa propia. Para empezar, soy una vieja reliquia en un nuevo Ejército que ya se han encargado de que no lo reconozca ni la madre que lo parió y, si por casualidad, queda algo reconocible me corroería la nostalgia ─"¡mentira cochina!, no iba porque soy un resentido. No he digerido ver que lameculos que en su vida han oido o pegado un tiro, por sus méritos burocráticos, han llegado a general y yo que he participado en todas las guerritas que se han sucedido en mi tiempo de servicio me he quedado en coronel, como cualquier tarugo de mi promoción que, sin moverse del cuartel de su pueblo, ascendiera por antigüedad. Tan poco me pueden achacar que me haya estancado en mi formación, porque tengo todos los cursos habidos y por haber, incluido el de Estado Mayor. Entonces, ¿por qué?…. Me han dicho muchas veces que por no haber estado destinado en los órganos centrales del Ejército, que es donde se hace carrera… puede ser… pero más bien lo achaco a mi puto carácter, a mi soberbia, a mi chulería, a ese gustazo de arremeter contra el prepotente que, amparado en sus estrellas abusaba del subordinado, haciéndolo de la manera que mas duele, con sarcasmo, y, ya de paso, por latigo de fachas y otras especies de descerebrados”.

Como sé que eres enemigo de la parafernalia, te garantizo que pretendo hacer un acto de lo más sencillo ─había roto Castillo el embarazoso silencio, demostrando que me conocía bien─. Se trata de aprovechar un Sábado Legionarioii ordinario donde solamente estarán los mandos y tropa de la Unidad y muy poca gente de fuera, casi toda muy íntima tuya: los generales Contreras y Montejo, los coroneles Cortés y Moreno, el teniente coronel Zárate, nuestra teniente médico en Bosnia, el comandante Galán, el teniente Menor y algunos oficiales, suboficiales y legionarios retirados de nuestro antiguo Tercio, a los que conoces perfectamente. Los únicos extraños que he invitado son al teniente general Bellido, no sé si lo recuerdas, estaba en Bosnia en el CG de UNROFOR en Kiselyak y los, entonces comandantes que nos agregaron a la PLM de la Agrupación, procedentes de otras Unidades u organismos: Alegre, viejo conocido nuestro desde el Sahara donde se chupó el conflicto como piloto de helicópteros, y Espada, ahora generales retirados, aunque todavía no han confirmado todos su presencia. Para alojarte el día anterior y el del acto, si quieres te puedes quedar aquí en la Residencia de la Base o en un hotel que nos hace un buen precio.

─Me pones en un compromiso, porque después de tanto tiempo no sé si tengo el uniforme en condiciones ─traté de poner el máximo de pegas.

Ningún problema, puedes venir de paisano, que en cuanto llegues te encasqueto un chapiriiii y al acto ─ me tenía cogido por el pescuezo y no me soltaba..

─Mi General, sabes que te aprecio mucho, pero esta invitación me supera. Te agradezco el detalle, pero no puedo ─contesté algo molesto conmigo mismo.

─Bueno, mi Coronel, como queda algo más de un mes para el acto, piénsatelo, y con que me avises veinticuatro horas antes es suficiente. Como ves estoy facilón. Sé que al final lo vas a pasar en grande y para tus amigos será una gran alegría volver verte ─dijo sin soltar la presa.

─Está bien, lo pensaré y me pondré en contacto contigo para darte la respuesta definitiva, pero no esperes mucho de mí ─respondí dubitativo.

Al colgar me retrepé en un sillón con la jodida sensación de ser un tipo siniestro. La verdad, el Séneca me había cogido por sorpresa. Hasta ahora, había rehusado educadamente las invitaciones que me hacía el Coronel Jefe del Cuarto Tercioiv a actos relevantes como el 20 de Septiembrev; digo me hacía porque con tanto rehusar dejó de invitarme. Así que en este momento, cuando estaba convencido que el Ejército pasaría de mí, venía Castillo y me metía en este lío. Sólo a un pirado como él se le podía ocurrir montar un follón de este calibre.

Estaba inquieto, se me había cortado el hambre pero no la sed. Me levanté y rebusqué entre las botellas de licor del mueble bar con la nula esperanza de que alguna contuviera el suficiente para anestesiarme. Tan sólo de una botella de un brebaje montaraz ─ Mistela Malagueña─, que me había regalado un vejete del pueblo de Arriate, conservaba más de la mitad. Me serví generosamente una copa y casi la liquido de un trago. Un calorcillo reconfortante me recorrió el cuerpo. A la segunda copa, ya no me parecía el problema tan grave: Vamos a ver, ¿tú que has pasado la vida embistiendo a diestro y siniestro contra todo lo que se movía en defensa de lo que considerabas justo ─ bueno, sin fantasías idealistas, más bien para llevar la contraria a tanto prepotente─, ahora te vas a rajar?" Le pegué otro larguísimo lingotazo al amable licor y terminé queriendo hasta las lágrimas a mis viejos amigos y a cualquiera que se me cruzara por la cabeza. Fíjate en Contreras, mi coronel, cuando estuve destinado en el Tercio 3 en Fuerteventura y bajo sus órdenes serví en Bosnia, pequeño pero matón, un histrión protagonista con gustos sofisticados y, cuando la acción lo exigía, un tipo valiente hasta la temeridad, adorado por sus subordinados. A simple vista, un ciclón desatado, pero yo que llegué a conocerlo bien sabía que, como La Legión, detrás de esa fachada teatral había un sólido edificio.

Habían pasado veinte años desde la última vez que nos vimos. ¿Cómo estaría el viejo cabronazo?, no me lo podía imaginar envejecido y con achaques. Lo más seguro es que continuara haciendo demostraciones de su forma física hasta que el día menos pensado explotara. En estos últimos años, cuando la vida me puso a prueba con la ración de sufrimiento que cada quisque tiene que tragar me acordé de él y lo envidié. ¡Puto cerebro! Los demás de la reunión, gente sana, algunos muy queridos por mi, como el General Castillo, autentico legionario por sus origenes, inteligente y simpático, uno de los oficiales mas competentes que he conocido o el General Montejo, mi primer capitán, cosa que no se olvida así como así. Me jodería incomodarlos. Salvo ellos, el coronel Moreno, el Teniente Coronel Zárate, el Comandante Galán y el teniente Menor, con los que he compartido destino en este Tercio durante muchos años, al resto los conozco menos. Con los que nos llegaron agregados de Madrid, buenas firmas todos ellos, llegamos a congeniar bastante bien.

El desierto está que arde? (Aaiun, 1974 )

Mientras sobrevolaba el Aaiun en el pequeño avión de pasajeros observé con curiosidad el lugar donde viviría los próximos años; La pequeña ciudad, estirada a lo largo de la profunda orilla de un enorme río seco, crecía trepando por sucesivas terrazas. La parte antigua, más baja, agrupaba irregularmente casas encaladas de una planta, alguna con cúpula. El centro, espacioso, con varias plazas ajardinadas y bien trazadas avenidas, albergaba edificios modernos, algunos de notable arquitectura. En la terraza superior, una urbanización de tipo andaluz convivía con un incipiente barrio en construcción anárquica, completado con un grupo numeroso de de “jaimas”. La orilla opuesta, pedregosa y surcada por alargados montones de tierra, acogía varios cuarteles. Dominándolo todo, una línea de viejos fortines daban ilusoria protección al conjunto. La ciudad, abrasada por el sol de mediodía y difuminada por una rielante calima, daba esa sensación de indolencia, suciedad y desorden propia de los poblados africanos.

Cuando el avión inició las maniobras de aproximación a la pista sentí una ligera desazón en el estómago. La inseguridad de enfrentarme a lo desconocido me incomodaba. ¿Qué carajo se me ha perdido aquí en este extraño lugar y en una unidad tan complicada como el Tercio?, ¿Cómo no se me ocurrió pedir otros destinos más tranquilos en la Península, cerca de mi pueblo y de los míos?... No cabe duda, me va la marcha. Sonreí nervioso. En la elección de mi carrera, lo mas alejada posible de las de mis padres, maestros de pueblo, y en la elección del destino, la Legión y el Sahara, había influido mucho mi tío, antiguo legionario, pero sobre todo mi maldito idealismo y ese desaforado amor a la aventura, agravado por mis multiples lecturas...Verne...Salgari...Wren...que me habían llenado la cabeza de historias maravillosas...

Me agité nerviosamente en el sillón molestando a mi compañero de asiento y me concentré en la contemplación del paisaje. El avión en su viraje para enfilar la pista me permitió ver el pequeño aeropuerto. La parte civil, moderna y funcional, ocupaba la zona principal; la militar, arrinconada en el otro extremo de la pista, se agrupaba en torno a un viejo y enorme hangar en cuyas proximidades varios antiquísimos aviones de combate F-6 y alguna avioneta militar se parqueaban en perfecta formación. Frente al Aeropuerto un pequeño helipuerto militar donde se veían varios helicopteros de transporte. El conjunto dormitaba indiferente a la llegada del único vuelo civil del día.

Desembarqué con un lancinante dolor de oídos y me dirigí acompañado por mi amigo López, compañero de promoción también destinado al Tercio, a la terminal. Busqué con la mirada al teniente Ferrón que se había ofrecido a recibirnos, y no lo pude localizar. Un grupo variopinto de canarios grandotes, en chanclas y pantalón corto, moviéndose lánguidamente; militares de uniforme de los distintos cuerpos – Tercio, Nómadas, Policía Territorial... - y unos pocos saharauis, hieráticos, con chilabas azules y turbantes oscuros que solo dejaban al descubierto unos ojos enigmáticos, esperaban indiferentes la llegada de los pasajeros.

  • ¡Joder , Pedro!, ¡donde nos hemos metido! – dijo mi compañero algo desmoralizado – y ¡el cabronazo de Ferrón sin aparecer! Lo mejor será coger un taxi e irnos para el Tercio.

Cuando ya nos dirigíamos al sitio donde estaban depositando los equipajes distinguí, abriéndose paso entre la aletargada multitud, al compañero que estabamos esperando.

  • Perdonad por la tardanza, pero es que me han entretenido en el cuartel y casi no llego – se disculpó con apuro –.Vamos a por las maletas y os llevo al Tercio. Después, cuando os acomodéis y descanséis un buen rato, nos daremos una vuelta por el pueblo para que lo vayáis conociendo.

Se saludaron con un abrazo y, viendo la cara de decepción de López, trató de animarlo

  • ¡Vaya jeta que se te ha quedado, chico!.. ¡No te preocupes!, esto nos ha pasado a todos los que hemos aterrizado por aquí. La primera impresión es desastrosa, pero en poco tiempo esto te parecerá Las Vegas, ¡ya verás!

Nos acomodó en un pequeño vehículo de marca desconocida para ellos y, mientras conducía hasta la Residencia del Tercio, los atosigó con su verborrea contándole todo tipo de curiosidades del lugar –que si el coche lo había adquirido en una juerga, donde el espabilado del representante de la casa había aprovechado la falta de lucidez de unos cuantos tenientes del Tercio para colocarles un lote de vehículos que no conocía ni su padre; que si a la alambrada del Aeropuerto la llamaban la “avenida de la prensa”, a causa del viento que, incansable, colgaba todos los papeles y hojas de periódico que se tiraban en la zona; que si esos edificios tan raros en forma de bóveda eran los “catenáricos”, que los construían como churros en cuestión de horas, que si tal acuartelamiento era el de tal Unidad; que si...-. Aunque cansados, archivababamos en nuestras mentes lo más interesante de lo que veíamos, mejorando la primera impresión recibida desde el aire: había alguna que otra calle decente y los cuarteles no tenían mala pinta. Llegamos al Acuartelamiento del Tercio en “Sidi Buya” y nos acercó a la Residencia, donde un legionario viejo encargado de la recepción, con cara de vinagre, nos saludó militarmente guiándonos a nuestras habitaciones.

Por la tarde y después de comer y una buena siesta, salimos a conocer con más detalle el pueblo. Aparcamos cerca de la Residencia ‘Villa Latas’ -conjunto de barracones metálicos donde se alojaban militares la mayoría de Ingenieros- y nosdirigimos a pie al nuevo Casino Militar. El soberbio edificio, de aspecto parecido a un buen hotel turístico canario, desentonaba de los mezquinos edificios de la calle. Entramos en el bar, saludamos a varios conocidos de promociones próximas y, algo agobiados, nos arrellanamos en un cómodo tresillo. Ferrón, veterano del lugar e incansablemente locuaz, comenzó a hacernos la crónica local señalándonos personajes que deberían conocer y relatando sus desfachatadas aventuras, casi todas relacionadas con asuntos de faldas - serían milagrosas porque pocas mujeres habíamos visto desde nuestra llegada - o fantasmadas del servicio. Agotados del viaje y de la facundia de nuestro compañero, no prestamos mucha atención a los personajillos que describía y nos interesamos por el día de mañana.

  • Oye, Pepe, cuéntanos qué haremos mañana: horario, uniformidad y todas esas cosas – como buen militar me gustaba tener todo bajo control.

  • Perdona, pero es que hablando se me va el santo al cielo. Antes de nada, os diré que tú -se dirigió a mí- vas destinado a la 6ª Compañía de la VIII Bandera aquí en Aaiun; en cambio tú – dijo señalando Lopez- vas destinado en la VII Bandera, en Smara, te quedarás aquí un tiempo y ya te dirán cuando tienes que coger el convoy que va allí semanalmente. En cuanto a la presentación, mañana, a las ocho en punto, os espero en la Residencia vestidos de “bonito” para pasearos por los despachos del Coronel y resto de los jefes, después iremos a tu Compañía donde te dejaré para que saludes a tu Capitán y oficiales y te hagan la formación correspondiente.

Después de liquidar unas cervezas heladas que nos supieron a gloria, dimos una larga vuelta por los pocos lugares visitables, donde una multitud de oficiales y suboficiales algunos de ellos de paisano – se distinguía su condición a cien kilómetros de distancia- y soldados de uniforme, se amontonaban en los distintos tugurios, produciendo un ruido ensordecedor. Primero nos acercamos a tomar un pincho a “Pepe el Guarro”, denominación apropiadísima por la mugre del bar. El camarero, un jayán peludo, con la camisa llena de lamparones y desabrochada hasta la cintura, arrastraba por el mostrador su inmensa anatomía sirviendo bebidas y raciones de pata de cerdo asado y papas “arrugás” aliñadas con un mojo picón que te hacía saltar las lágrimas. Continuamos la ronda por casa “Africa”, marroquí casada con un ex-legionario, famosa por sus enormes pinchitos morunos de camello. Terminamos en el “Cabaret”, sitio de recreo golfo, donde un montón de putas agobiadas no daban abasto para atender la avalancha de gente de todos los cuerpos y graduaciones, ávidos por dejarse la pasta acumulada en los meses de encierro en los puestos del interior.

Volvimos a la Residencia del Tercio, cenamos y después de tomar café nos fuimos a dormir. El cuartucho, donde cabían a duras penas una cama de tropa, una mesita de noche y un pequeño armario, era sencillamente deprimente. Abrí la maleta y coloqué mis cosas. Me eché en la cama, encendí un “coronas” y pasé revista a lo vivido en el día. Me sentí algo desanimado; quizás el cansancio de un viaje tan largo; quizás los nuevos conocidos, algunos inmaduros y fanfarrones; quizás mis propias preocupaciones. Confié en que fuera una primera impresión equivocada y me dispuse a dormir, pese a la bulla que metían los legionarios de la guardia de prevención a escasos metros de mi ventana.

Tras una noche toledana, mi compañero López y yo, acompañados de nuestro amigo Ferrón, iniciamos las presentaciones a los distintos jefes del Tercio, empezando por el Coronel. Éste, un enano ceñudo, comenzó dándonos la bienvenida pero se fue calentando con un discurso tenebroso sobre el amor a la muerte, salpicado de advertencias sobre negligencia en el cumplimiento de las obligaciones. Cuando se nos autorizó, salimos del despacho con mal cuerpo.

  • No preocuparos, aunque parece un ogro, es una bellísima persona y un gran militar – les dijo Ferrón -. Tiene ojo clínico para descubrir gente floja y machacarlos, pero con los cumplidores es una madre.

Fueron conociendo unos cuantos jefes, todos parecían atareadísimos, que no perdieron mucho tiempo con ellos. La mayoría se limitó a darles secamente la mano y, los menos, intercambiaron cuatro frases hechas. Les extrañó sobremanera la figura del páter: un petimetre vestido de capitán legionario, con “estupidómetro”vi incluido, más pendiente de dar una imagen de matasiete que la que se puede esperar de un cura castrense. Después del recorrido por el extraño zoológico, Ferrando les dio las ultimas instrucciones.

- Tú López, por ahora, has concluido, así que espéranos en la Residencia hasta que terminemos. ¡No se te ocurra ir al bar en horas de trabajo que está muy mal visto! Nosotros –dijo señalandome- vamos a presentarte a tu Compañía, donde te dejaré hasta la hora de comer.

Me acompañó al barracón de lo que sería mi Compañía y allí se despidió después de presentarme al teniente Marín que se encontraba en ese momento formando la Unidad para instrucción. Marín, teniente antiguo, me recibió amablemente, conduciéndome al despacho del capitán.

  • Mira, siento mucho no poder atenderte como es debido pero en unos minutos salgo con la Compañía al campo de instrucción, cuando regrese, sobre la una de la tarde, nos vemos en el bar y hablamos. Ahora entra y preséntate al capitán Montejo - hizo una mueca como de “que no te pase nada”-. Seguramente, aprovechando que la Compañía está formada, realizaremos el breve acto de tu presentación.

Pidí permiso para entrar y una voz ronca y enérgica me invitó a pasar. El despacho del Capitán, un pequeño cuartucho con una mesa de despacho sencilla, un viejísimo sofá de fabricación casera, un enorme cuadro en la pared donde, fijado con chinchetas, había un plano del territorio con un superponible de papel celofán en el que se reflejaban a tinta roja un laberinto de pistas, y una pequeña estantería donde se veían alguno reglamentos, daba una impresión penosa . El Capitán sentado a la mesa leía unos documentos.

  • Adelante...

  • A sus órdenes mi capitán, se presenta el teniente Fernando Cortés García, destinado a la Compañía de su mando...

  • Bien, bien...siéntate, por favor.

“¡Horror!, ¡alguien decía por favor!” -pensé, relajándome algo. Permanecí en posición de firmes hasta que el capitán me instó a sentarme con un gesto.

-¿Por qué estás aquí? -la pregunta me dejó algo cortado.

- Porque me gusta servir en los puesto de mayor riesgo y fatiga – contesté un poco cursi.

- ¿Te consideras capacitado para ello?.

- Creo que si. He finalizado mis estudios en la Academia con buen número.

- Eso lo sé y me congratula que no seas un descerebrado que tanto abunda en estos tiempos. Ten en cuenta que tienes poco tiempo para adaptarte a esta Unidad tan especial, porque tal como está la situación preveo que tendremos que emplearnos activamente pronto. No te preocupes porque tendrás buenos maestros: el teniente Marín, con bastante antigüedad en el empleo y en el Tercio, gran conocedor del desierto, desafortunadamente para nosotros en unos meses ascenderá a Capitán y se irá de la Compañía, así que aprovéchate mientras esté. Otra referencia para tí es el teniente legionariovii Castillo con mas de veinte años de Legión y veterano de la campaña de Ifni-Sahara del 58. En él podrás apoyarte en todo lo que significa La Legión y el legionario y, por descontado, también yo. En principio, te pegarás a Marín observando todo lo que hace, especialmente, en lo referente a instrucción y adiestramiento, preguntándole todas tus dudas, hasta que estés en condiciones de realizar tus cometidos óptimamente.

...Ahora, antes de que se vaya la Compañía al campo de instrucción, vamos a presentarte oficialmente.

Salimos a la calle, donde se hallaba formada la Compañía. Observé una pequeña Plana Mayor de Compañía, una Sección de Fusiles y una Sección de Armas de apoyo, con sus componentes situados al pie de sus vehíclos donde se podía ver el peloton de ametralladoras medias, el pelotón de morteros de 81 y las dos escuadras de CSR. Era la primera vez que veía una Uidad de combate de la Legión formada y me produjo un cierto repeluco. El Teniente Marín mandó firmes e izquierda dando novedades al Capitán:

- ¡A sus órdenes, mi capitan!, formada la sexta compañía sin novedad, forman 73 caballeros legionarios, cinco suboficiales y dos oficiales.

-Manda sobre el hombro – dijo el capitán..

El teniente cumplimentó la orden e, inmediatamnte, el Capitán, me situó a su izquierda y recitó la formula:

“En nombre de Su Excelencia el Jefe del Estado – los oficiales realizamos el saludo militar- se reconocerá a don Francisco Cortés Garcia como teniente de la Sexta Compañía, respetándele y obedeciéndole en todo lo que mandare referente al servicio, por ser así la voluntad de Su Excelencia – nuevo saludo-... Legionarios...¡viva España! - contestado con energía por toda la Compañía -. Teniente Cortés, manda descansar armas -así lo hice, afortunadamente, con buena voz pese a los nervios.

Terminado el sencillo acto me dió la mano felicitandome y después se dirigió al Teniente Marín ordenándole que trasladara la Compañía al campo de instrucción. Este, mandó “derecha”, “prevengan” a los fusileros y “embarcar” a los motorizados. A continuación, mandó “de frente paso ligero”, saliendo la Unidad de fusileros a buen trote hacia la puerta principal, seguida por la Sección motorizada.

i Legía es el termino que de forma coloquial define al legionario.

ii Acto de honor a los muertos de la Legión que se celebra, habitualmente, los sábados.

iii Chapiri, termino que designa al gorrillo isabelino, propio de la Legión.

iv Tercio es una Unidad de la Legión, tipo Regimiento. En ese momento había cuatro: el primero en Melilla. El segundo en Ceuta, el tercero en Aaiun/Smara y el cuarto en Villa Cisneros.

v Fecha del aniversario de la fundación de la Legión.

vi Especie de bastón de mando, no reglamentario, formada por una varilla de madera con una empuñadura y regatón de metal plateado repujado y calado por majarreros (orfebres nativos, penúltimos en el escalafón social, por delante de los esclavos).

viiOficiales legionarios son los que ingresaron de legionario y tras superar los distintos cursos van pasando por todos los empleo de la clase de tropa, de suboficiales y de oficiales.

Capítulo 2. Segunda parte

.../...

El capitán me invitó a que lo siguiera al despacho. Se se sentó tras su mesa de despacho y me hizo sentarme en la silla que había frente a su mesa.

- El haber venido voluntariamente a un destino como éste es un punto importante a tu favor, pero no suficiente. Una persona formada e inteligente como se supone que eres, tiene que comprender perfectamente la idiosincrasia de esta Unidad tan distinta a las demás para servirla adecuadamente... Espero que no te escandalices por lo que voy a decir, pero es una verdad evidente: la Legión es la obra de un visionario, de un loco… -se detuvo un momento , regodeándose en la suerte-. Si, lo que digo, de un loco, pero un loco excelso: Millán-Astray. Porque la Legión es obra y gracia, exclusiva, de Millán-Astray, y ¡mira que han pasado por aquí los militares de mas talla que ha dado España!..Seguramente, su imagen grotesca de mutilado múltiple en uniformes disparatados, la parafernalia de la que gustaba rodearse, su actitud chulesca, sus salidas de pata de banco... le hicieron en su tiempo, y todavía le hacen ahora, antipático a mucha gente que le considera un histrión, pendenciero y temerario, sin gota de cerebro. Nada más lejos de la realidad. Era un hombre muy inteligente, bastante culto y muy capaz, que se percató del enorme sacrificio en vidas de soldados de reemplazo que estaba costando la cruenta guerra de África y quiso dar una solución. Se le ocurrió crear una Unidad de soldados profesionales con aptitud para la lucha y dispuestos a todo. El componente humano que necesitaba no podía ser otro, en aquel momento, que aventureros, algunos de la peor calaña. Su éxito consistió en el espíritu que supo dar a la Unidad y que se recoge en el Credo Legionario, que el mismo redactó de su puño y letra. Ese Credo (tan denostado a veces, incluso por algunos militares) es la quintaesencia del espíritu de la Legión. No conculca ni contradice en modo alguno el espíritu de las Ordenanzas del Ejército, sino que lo sublima a lo cuasi-religioso... Pero, no te alarmes, no creas que esto es una secta o una sociedad secreta, ¡nada de eso! Nuestro rito, cuya expresión mas significativa es “el acto de honor a los muertos” –“sábado legionario”- y que de alguna manera todos los ejércitos practican, tiene en la Legión una significación especial: redención del repudiado por la sociedad (no hay que olvidar que seguimos nutriéndonos de personas conflictivas, en algunos casos delincuentes o inadaptados sociales) para convertirlo en alguien útil y orgulloso de sí mismo (lo hacemos caballero legionario). Pero tampoco es algo críptico para iniciados; todo está a la vista, aunque cada uno vea lo que quiere ver. Por eso es tan importante el Credo... Quiero que profundices en lo que te he dicho; encontrarás libros adecuados en la biblioteca del Tercio... Me gustaría prevenirte de una tentación muy frecuente: la de perderse en las formas. La Legión tiene una fachada deslumbrante, pero lo importante es el sólido edificio que hay detrás, y que muchos de los que llevan tiempo aquí no han podido descubrir. Para los que perciben solo la forma, la Legión se limita a una Unidad vistosa, de férrea disciplina y extremada dureza, servida por unos militares perdonavidas y con una apariencia ridícula de barbas, patillas y cuellos abiertos hasta la cintura, encabezados por una cabra. Pero la verdadera Legión es otra: la de la eficacia, la que está preparada para desempeñar las misiones mas peligrosas, integrada por hombres especialmente dotados para la acción, no importa si en algunos su pasado es oscuro, a los que la sociedad no les dio ninguna oportunidad, que han encontrado en la Legión su familia y su destino personal... Este es el segundo aspecto de la Legión que la hace diferente del resto de las Unidades del Ejército. Tienes que conocer al legionario y ganártelo, cosa que por cierto no es fácil. Se entrega con fidelidad inquebrantable al jefe que admira: al valiente, al preparado, al que derrocha amor a la responsabilidad, al que lo defiende por encima de su carrera e intereses personales. Con los otros: los cobardes, los timoratos ambiciosos que temen decidir por miedo a poner en peligro sus carreras, los demagogos, los que halagan a sus subordinados, los que tienen sus mismos vicios…. Con estos últimos, podrán irse de juerga y pasar ratos agradables, pero en el fondo los desprecian - calló un momento, lanzándome un mirada que me atravesó, como esperando descubrir en mi cara el efecto de sus palabras. No parpadeé, aunque su discurso me pareció extraño, sintí una adhesión instintiva hacia el mensaje recibido. Continuó el improvisado discurso sin dejar de mirarme a los ojos: - Con eso no quiero decir que el legionario sea un dechado de virtudes. En algunos casos, es un delincuente no siempre redimido, que aunque respeta su Unidad al cometer sus fechorías, no deja de tener una conducta pendenciera y desarreglada. Tendrás que saber cuando premiarlo y cuando castigarlo. En la Compañía, además, hay varios tipos de legionarios: los extranjeros, gentes de las procedencias más dispares – marinos nórdicos pendencieros, aventureros ilusos, delincuentes internacionales, desertores de otros Ejércitos, y un sin fin de desarraigados-, gente dura, difícil de integrar, reacios al trabajo y solo manejables con una disciplina férrea. En cuanto llevan aquí varios meses no piensan en otra cosa que en desertar. Hay que procurar ganárselos o por lo menos controlarlos. También tenemos otro pequeño grupo de extranjeros que están aquí para obtener la nacionalidad española, esos se integran fácilmente y tienen buen comportamiento... En general, muestráte seguro de tí mismo ante el legionario, te intentarán probar, demuéstrales que tu eres el mejor y mas valiente guerrero en cuyas manos puedan poner tranquilamente sus vidas. No titubees por muy dificil que sea la situación, decide honestamente que siempre te respaldaré

...Como puedes ver, esta Unidad tiene su complicación pero cualquier persona inteligente y preparada está en condiciones de hacerse con ella. Una cosa muy importante quiero decirte sobre el trato con el legionario. Destierra el paternalismo, considéralo un compañero de armas, con la misma dignidad que tienes tu, incluso cuando él no la practique. Persigue con ahinco al mando, de cualquier empleo, que lo castiga “de obra”. Sólo en casos excepcionales que pongan en peligro el cumplimiento de la misión, la disciplina y, siempre que se hayan agotado todos los medios disponibles, se recurrirá a este tipo de castigo.

Sobre tu destino aquí te diré que como preveo que Marín ascendera en dos o tres meses y se irá y, aunque eres mas moderno que el teniente legionario Castillo, quiero que por tu especial preparación mandes la Sección de Armas de Apoyo. Como te dije al principio, dada la evolución de la situación actual del Territorio es muy probable que se compliquen las cosas en breve tiempo y , con seguridad, nos completarán los efectivos que nos faltan. Vendrán oficiales nuevos y quiero que cuando eso ocurra tengas asumido el papel que representa en la Compañía el Teniente Marín.

Otra cosa – me entregó dos folletos tamaño octavilla- ,te doy estos dos documentos para que te los estudies bien. El primero de ellos es un breve resumen mío de la historia del Sahara español presentado de forma cronológica, para que conozcas por qué hemos llegado a esta situación actual. Reflexiona sobre el mismo y mañana me preguntas cualquier duda que tengas o si quieres profundizar mas en algunos aspectos. Respecto a la situación concreta en estos momentos te pondrá en antecedentes el Teniente Marín. En cuanto a otro documento, se trata de un programa de instrucción y adiestramiento de la Compañía, orientado a las posibles situaciones de combate en que intervendremos, probablemente. Comprobarás que hay muchas conocimientos específicos que no te han dado en la Academia, así que exprime al Teniente Marín que es un especialista. Ahí – dijo señalando la pequeña biblioteca del despacho-, tenemos reglamentos y manuales suficientes para que en poco tiempo te pongas al día.

Ahora, cuando salgas de aquí pásate por la Oficina de la Compañía para cumplimentar los trámites administrativos y, después, acompañado del teniente Castillo, cumplimenta a los oficiales de todas las Compañías de la Bandera, acercaros al Almacén de Vestuario para equiparte y a la Furrielería de la Compañía para que te asignen el armamento y resto del equipo.

- Si, mi capitán. Ordena alguna cosa más – grité con energía.

  • - Nada, gracias. A las una y media cuando terminan las actividades de la mañana y unos minutos antes de comer, acostumbramos a reunirnos todos los oficiales de la Compañía en el bar para tomar una copa y comentar los asuntos del día en un ambiente más informal. Espero encontrarte allí.

    - No faltaré, mi capitán.

Salí del despacho y pasé a la Oficina de la Compañía donde me esperaba el teniente Castillo. Era una especie de oso polar, amable y simpático que me tendió una mano como una pala empujadora.

  • - Así que tu eres el teniente Cortés, ¿eh?. Yo soy el teniente legionario Castillo. Encantado de conocerte. Por cierto, ¿tienes algo que ver con el Brigada legionario Cortés Ferrero que estuvo en Ifni por el año 58?

- Si, es mi tío -contesté.

-¡Joder!, la de cosas que pasamos juntos en la guerrita de Ifni. ¿Donde está ahora ese cabronazo?

-Se retiró a su pueblo donde se dedica a la caza y a darle la paliza con sus aventuras al que pilla por delante.

-Me alegra que esté bien. fuimos grandes camaradas como espero que lo seamos nosotros. Bueno, antes de nada te voy a presentar a los representantes de la “Casa de Cataluña” – los aludidos: El brigada del oficina y el cabo escribiente, que se había levantado al verle, sonrieron -. Ya verás como todas las oficinas y furrielerías del Tercio están en manos de catalanes. Este es el brigada Pujol, a quien puedes pedirle cualquier cosa menos dinero y este es el cabo Pallarol, el factótum de la Unidad.

Realizamos los tramites administrativos y salimos para cumplimentar a los oficiales de las otras Compañías de la Bandera y PLM del Tercio y recoger el equipo y armamento. Después recorrimos el enorme acuartelamiento para conocer donde estaban situadas las distintas dependencias, observé la construccion de unos barracones y el asfaltado de varias zonas que según me dijo el teniente Castillo estaban destinados a albergar una Compañía legionaria de Carros de Combate AMX-30 que se incorporarían el mes siguiente, comentándome que llegaría tambien un Batallón de Carros de combate de la División Acorazada para final de año. Entre una cosa y otra dieron las dos y nos dirigimos al bar de oficiales, donde empezaban a llegar los que volvían de instrucción. El bar, una pieza rectangular no muy grande, con una barra y varias mesas con sillas de madera muy sencillas y un tresillo completo en un rincón –reservado para el coronel y “sus gitanos”, como se conocía al resto de los jefes-, parecía acogedor. Una puerta conducía a una pequeña sala de banderas – especie de diminuto museo con una vitrina presidiéndolo todo para la Bandera Nacional, algunos libros y objetos de culto en el Tercio, un enorme cuadro de Millán-Astray, mutilado, con la camisa abierta, que producía un cierto escalofrío, y una mesa enorme de madera tallada con sillas de estilo castellano a juego -. Aproveché para presentarme a los que no conocía, repitiendo algunos que no recordaba haberlo hecho. Aunque preocupado por lo vivido por la mañana, me dejé seducir por el ambiente cordial y ruidoso que creaban los oficiales jóvenes y me relajé un poco. Mientras buscabamos un sitio en la abarrotada barra, un par de tenientes me hicieron en público varias bromas pesadas que aguanté de mala gana. El teniente Marín que estaba en primera linea de barra nos hizo una señal para que nos acercáramos.

-No prestes la menor atención a ese par de gilipollas que van por el mundo dándoselas de graciosos y ¡maldita la gracia que tienen! . Aléjate de ellos, pues lo único que pueden ocasionarte son problemas. Se pasan la vida arrestados o haciendo méritos. Lo más jodido es que no cumplen con el servicio y en cuanto te descuidas te “encaloman” alguno. Ambos están postergados en el escalafón. Nadie los estima, aunque siempre hay quien les ríe las gracias -me advirtió Martín.

A los pocos minutos entró el capitán Montejo colocándose donde estabamos invitando a una ronda.

-¿Qué tal tu primera mañana en el Tercio, Fernando? –me gustó que el Capitán me llamara por el nombre de pila.

- Muy bien, mi capitán, algo aturdido de tantas caras nuevas.

Me encontré cómodo con los míos y estuve un poco mas suelto durante el breve chateo. Se nos acercó el teniente Ferrón que andaba por allí, alegrándonos con sus chistes. El autobús, que hacía el recorrido por el pueblo dejando a los distintos mandos en las proxiidades de sus domicilios, hizo sonar la bocina en la puerta del bar, produciéndose una desbandada, permaneciendo sólo aquellos que vivían en la Residencia o estaban de servicio.

- Como voy a comer en la Residencia –dijo Marín - me quedaré un rato mas contigo y así me preguntas las dudas que tengas. Por cierto, ¿Qué te ha parecido el capitán?

- La verdad, no sé que decirte. Me ha sorprendido mucho, me esperaba otro tipo de discurso completamente distinto al que me ha largado, algo más relacionado con cosas concretas de la Unidad, sin embargo, se ha elevado mucho y tengo la impresión de no haber asimilado totalmente el mensaje que quería darme. Intuitivamente me he sentido atraído por lo que decía. En fin, espero ir conociéndolo poco a poco.

- Has tenido una suerte tremenda que tu primer capitán sea Montejo . Es una persona excepcional, muy inteligente y culto, con una preparación militar fuera de lo común y un capacidad de decisión en los momentos difíciles que para mi la quisiera. Aquí todos lo quieren mucho, especialmente, los subordinados a los que defiende a muerte; los superiores lo respetan, aunque le temen, porque no pasa por movimiento mal hecho y no se lo calla. Los legionarios lo adoran, por la “vidilla” que les da: en el servicio, les exige a muerte, pero después, les da lo que tiene y lo que no tiene. Hay que vigilarle porque les adelanta dinero y luego se le olvida cobrárselo.

-Me alegro de lo que me dices, siempre he deseado tener un capitán así, espero que le caiga bien –dijo Cortés.

-Por eso no te preocupes, es un tio acojonante, en cuanto vea que te dejas la piel en la Compañía te lo ganas.

-Entonces, ¿no tienes ninguna pega? –dijo Tarrés, mirando el reloj-, en ese caso vámonos a comer, porque dentro de una hora estamos en el tajo. Si te viene cuando terminemos esta tarde, tu amigo y tú podéis pasar por casa y te bajo del olimpo donde te ha subido el Capitán y te pongo al día de lo que se cuece en el suelo. Mi casa no tiene pérdida, es el único edificio de dos pisos que hay frente a la puerta falsa del cuartel de la Policía Territorial.

-De acuerdo, gracias…

Después de comer, me fuí con el teniente Marín a la Compañía y me presentó a los sargentos y cabos primeros. Los legionarios estaban en teórica de armamento sentados en circulos dirigidos por los Jefes de Pelotón. Observé la destreza en el manejo, armado y desarmado con los ojos vendados que tenían todos en las diferentes armas.

-Como nos falta un cuarenta por ciento del personal, los legionarios se instruyen en todo tipo de armas y van rotando por las distintas especialidades desde fusileros a cualquier tipo de escuadra de armas de apoyo. Después en Instrucción yo me hago cargo de todas las escuadras de armas de apoyo y el teniente Castillo de los fusileros. Oficialmente, en el Encuadramiento de la Compañía que verás en el tablón de anuncios observarás que hay puestos asignados (normalmente los que mas destacan en una especialidad determinada). En este momento yo mando la Sección de Armas, el teniente Castillo la primera Sección de Fusiles y tú la Segunda Sección de Fusiles el sargento primero Sousa manda la Tercera Sección de Fusiles. De todos modos, como me sustituirás cuando ascienda y me vaya, en la instrucción diaria te dedicarás a las armas de apoyo.

A las seis de la tarde se terminaban las actividades, salvo los de servicio, pero observé que muchos oficiales se quedaban en sus respectivas Compañías hasta muy tarde. Por indicación de Marín me fuí a la Residencia para prepararme con mi compañero López para la visita.

Desde la ventana del Cuerpo de Guardia vimos llegar el taxi que habíamos llamado –un destartalado Opel Record, del año catapún, de color indefinido, salpicado de manchas de masilla de chapistería-. Salimos del acuartelamiento para tomarlo. La temperatura al atardecer había descendido varios grados y se empezaba a poder respirar. Subimos al coche y nos miramos sonrientes al ver el estado calamitoso del interior. Le dije que nos dejara en el centro. El taxista, un canario bonachón y amable, les hizo rápidamente el patrón. Se imaginó que eran oficiales recién llegados de la Península y les tiró de la lengua.

-¡Sa, coño!...cristianos... Ustedes son nuevos aquí, ¿verdad?

-Si, si, acabamos de llegar –se limito a decir secamente López tratando de evitar que el taxista se enrollara.

-Ustedes los godos “estás como una jaira”, ¡A quién se le ocurre venirse a vivir a un sitio tan mugriento como este¡, ¡con lo bien que se está en Las Palmas¡...

Callamos creyendo que el taxista desistiría, pero no, siguió hablando por los codos sobre los pocos atractivos de lugar y se nos ofreció para llevarnos, cuando precisaramos, por un precio módico, a los sitios mas pintorescos de la ciudad e incluso del desierto que decía conocer perfectamente. Cruzamos la Saguia y entramos en la ciudad. En la calle principal tuvimos que detenernios para dar paso a un piquete del Tercio que desfilaba velozmente precedido por una estruendosa banda. Nuestro cicerone involuntario nos explicó que diariamente una unidad militar arriaba bandera en el edificio del Gobierno. La ciudad, tras el agobiante calor del día y quizás por el estridente sonido de la música militar, empezaba a desperezarse; gentes de todo tipo, predominantemente soldados de uniforme, empezaban a pulular por las calles. Al descender del vehículo reconocí la plaza principal dirigiéndonos al bar del cabo León, que visitamos la tarde anterior y, aunque el público se arremolinaba en la barra, el único camarero daba abasto para servir y cobrar, eso si a ojo. Hicimos tiempo tomándonos unas cañas con una abundante tapa. A un teniente de Nómadas que teníamos cerca le preguntamos por el cuartel de la Policia Territorial y nos lo explicó cumplidamente. En unos minutos estábamos en las proximidades de la casa. Observamos el edificio alucinados: una mole cúbica de dos plantas con pocas ventanas al exterior, encalado en su planta baja, mientras la primera conservaba el color original de los bloques de cemento. Como quedaban algunos minutos para la hora de la cita, decidimos pasear por los alrededores. La calle, de casas pintadas en los colores más estridentes, participaba de la actividad general; varios nativos, varones, compraban en un cuchitril donde colgaban enormes piezas de carne de camello, infestadas de moscas. Más allá, un bar pequeño y nauseabundo, con algún parroquiano de aspecto patibulario; en la puerta contigua, la escalera de subida al primer piso atestada ya de soldados. Cada dos o tres minutos la madama –una caballota rubia oxigenada, de piernas larguísimas embutidas en una botas de mosquetero de plástico blanco, con la mínima expresión de minifalda - les daba la vez. Quedamos asombrados de la brevedad con que se iba despachando la enorme cola. Unos minutos antes de la hora de la cita regresamos a la casa. Llamamos a la puerta y enseguida apareció la cara del teniente Marín por un ventanuco. Se entraba por un pasillo que conducía a un patio cubierto con cañizo adonde daban todas las habitaciones. En el centro, un pozo cubierto con una tapa de madera. Olía a “henna” que tiraba de espaldas. La habitación principal, un bunker alargado, de unos veinticinco metros cuadrados, que hacía las veces de sala-comedor, con muebles de ocasión, cada uno de su padre y de su madre, y varios cajones forrados con matas morunas, uno de ellos soportando un televisor, tenía cierto encanto.

-Estáis en vuestra casa –ofreció Marín-. Perdonar el desastre pero es que estoy pintando la casa por orden de mi mujer que se en cuentra en la Península dando a luz y espero que venga pronto. Sentaos por ahí mientras recojo los trastos de la pintura y me cambio. ¿Os apetece una cerveza?- Asentimos-. Cogedlas de la nevera y poned la tele mientras tanto.

Nos servimos, comprobando que la nevera solo contenía cerveza y agua. Al sentarnos el tresillo crujió quejoso y yo, mas decidido, puse la tele. En la pantalla, borrosa por la nieve, una locutora con fuerte acento canario presentaba un programa infantil. Los niños se movían por el escenario de forma caótica cantando canciones repetitivas. Al poco tiempo se presentó Marín con una cerveza en la mano y se sentó con nosotros.

-Aparte de esta habitación –nos dijo describiéndoles la casa- hay dos dormitorios, una cocina pequeña y un diminuto cuarto de baño, por llamarlo de alguna manera, pues solo tiene un lavabo y un váter. Pues bien, por esta mierda pago la mitad de mi sueldo a un nativo que, por cierto, España le ha dado la casa en propiedad. En cambio a mí, que se entiende que estoy defendiendo sus intereses, no me paga ni el alquiler.

-¿Qué me dices? –contestó López con sorpresa-.¿Esta casa no te la ha facilitado el Ejército?.. Yo creía que todos los militares casados tenían derecho a una casa militar.

-¡Joder chico, vives en Babia! –contestó Tarrés-. Eso es un bulo que muchos civiles creen. Ni aquí ni en ninguna guarnición de la Península hay casas suficientes para los militares casados.

-Pero tú que llevas tanto tiempo en el Territorio, ¿Cómo no has conseguido todavía ninguna? –pregunté ingenuo.

-El tema está en que hay un orden de prioridad para la concesión basado en el número de hijos. Como los militares son tan prolíficos, no hay manera de obtener casa para el que como yo no tienen ninguno todavía...Pero eso no es lo jodido, lo verdaderamente jodido es que a cualquier cantamañanas de alguna empresa estatal, como el que vive en el piso de arriba que es un escribiente de mierda de Fosbucraa, le pagan el alquiler y a los nativos les proporciona casas que después nos alquilan al módico precio de la mitad de nuestro sueldo...¡Es que somos unos colonizadores de la leche!

-¿Y no piensan arreglar esto?

-Bueno, la verdad es que algo están haciendo –admitió Marín-. Han empezado a construir un bloque nuevo de casas militares que resolverá bastante el problema, pero estoy seguro que cuando lo terminen entregamos el Sahara –sonrió-. Eso nos pasó en Marruecos, después en Ifni y pasará también aquí.

Rieron. Marín levantó su vaso y propuso un brindis.

-¡Mucha suerte en vuestro nuevo destino¡ -hizo una pausa y su rostro se ensombreció un instante-, porque la vais a necesitar.

-¿Por qué nos dices esto? –pregunté intrigado.

-En realidad, la vamos a necesitar todos. Tenemos muchos problemas pendientes, a nivel nacional y aquí mismo en el Sahara, que explotarán en breve y seguramente el Ejército los sufrirá en sus carnes –dijo enigmáticamente-. Bueno, pero no nos pongamos serios, esta es una reunión de compañeros para charlar de cosas agradables y no para complicarnos la vida.

-Aprovechando que todavía queda tiempo, ¿por qué no nos cuentas la situación? –preguntó Suárez-. Según el Capitán eres un entendido en el asunto.

-¡Cosas del Capitán!...Lee su folleto histórico que es muy completo. Para mí resulta comprometido sintetizar un problema tan complejo -Marín se mostraba algo renuente-. Además, como tiene aspectos políticos resulta difícil no introducir elementos subjetivos en la historia; cada cual te contará su propia versión, así, que yo os puedo dar la mía pero sería bueno que la contrastarais con la de otros. De todos modos, trataré de ser lo más objetivo posible –permaneció pensativo unos instantes-... El Sahara antes de que empezará la descolonización de los territorios africanos, no era un problema para España, seguramente, porque aquí no había nada que explotar: ni minas, ni petróleo, ni riquezas de ningún tipo, solo la pesca que nos disputábamos con los rusos y japoneses. Habitado por una pequeña población nativa organizada en tribus, no alcanzaba las veinte mil personas que vivía del nomadeo entre el Río Draa – que ahora cae al Norte en territorio marroquí- y lo que hoy es Mauritania por el sur y parte de Argelia por el este. Su relación con España era muy buena porque se realizaba a través del Ejército o de la Policía Territorial que les proporcionában seguridad para sus desplazamientos y ayuda material. El lío se inició con la independencia de Marruecos. En cuanto empezaron los marroquíes a tener problemas internos las autoridades desviaron la atención de su pueblo hacia conflictos externos imaginarios. El Rey Mohamed V y con mas énfasis el cabronazo de su hijo Hassan II, presionados por el partido nacionalista Istiqlal, empezaron a vender la idea del gran Marruecos que comprendía una porción de Argelia por el este y, por el sur hasta la parte norte de Mauritania, después, la cosa se agravó con el descubrimiento aquí en el Territorio de los fosfatos que por su calidad y facilidad de extracción podía competir con los suyos, mas costosos de sacar, que suponían un tanto por ciento elevado de su economía. España, con su tradicional política exterior débil y errática, contribuyó con sus malas decisiones al engrandecimiento de Marruecos. En principio, le cedió Ifni ignominiosamente por la presión de cuatro desarrapados del Ejército de Liberación organizados por las Fuerzas Armadas Reales, y, con posterioridad, la zona de Villa Bens, que en toda la historia no había estado ligada nunca al trono marroquí. Envalentonado, Marruecos sigue presionando con la intención de evitar por todos los medios la independencia del Sahara. En el aspecto militar, nos ha amenazado con la guerra si España sigue en su pretensión de realizar un referéndum, y como medida de presión está desplegando en la frontera Norte del territorio elementos de una Brigada Mecanizada con experiencia de combate –han participado en la guerra del Golán- y ha creado unas bandas armadas con saharauis de Villa Bens (el FLU) mandados por oficiales de las FAR, con la intención de realizar sabotajes en el Territorio. Con la correlación de fuerzas actuales y la diferencia de operatividad entre nuestro Ejército y el Marroquí es impensable que nos ataque en guerra convencional porque saben que perderían con el riesgo para Hassan II de perder el trono. Mas que probable es la actuación del FLU en acciones de guerrilla contra puntos sensibles nuestros. En estos momentos, hay una Directiva de Operaciones para el caso de guerra convencional que para nosotros, que pertenecemos a la Agupación Táctica LINCE, se traduce en ocupar, organizar y defender una posición defensiva de Compañía en las proximidades de Daora. A partir de ahora, será frecuente que según los movimientos que haga Marruecos con su Brigada ocupemos y desocupemos la posición. En un par de semanas desplegará nuestra Compañía en la posición que tenemos asignada en la zona de Daora para vigilar los movimientos de las tropas marroquíes.

Se detuvo un instante cosa que aproveché para intervenir:

-Bueno, sabíamos que algo se cocía, por eso hemos venido. Pero me gustaría que me dijeras cuál es, según tú, la actitud del pueblo saharaui.

-Es difícil contestar por la misma naturaleza de la población autóctona. Este pueblo es tribal y aunque las tribus estaban dedicadas fundamentalmente al nomadeo, ya hay muchos de ellos sedentarizados. La opinión sobre su futuro como nación es muy distinta según sean nómadas o sedentarios. También tiene mucha importancia la edad. Normalmente las tribus está manejadas por sus notables, en general viejos, que miran mas su interés personal que el futuro político del Territorio. Aquí hay de todo, desde los que apoyaron descaradamente a Marruecos durante el conflicto del cincuenta y ocho, hasta los agradecidos a España por lo mucho recibido personalmente. España ha tratado de comprar las voluntades de los promarroquís dándoles importantes cotas de poder en la Asamblea General e, incluso, llegando a hacerlos diputados a Cortes. En cuanto a los sedentarizados, cuya mayoría vive aquí en Aaiun, hay de todo: los comerciantes ricos les gustaría mantener el estatus actual o serían partidarios de un Sahara independiente pero en la órbita de España; los jóvenes, que en una gerontocracia tribal no tiene nada que decir, manipulados por el Frente Polisario de ideología marxista y apoyados por Argelia, están muy radicalizados y pretenden la independencia del Sahara y la expulsión de los españoles cuanto antes.

-¿Me puedes hablar un poco más de este Frente POLISARIO? Según tengo entendido, en poco tiempo se han convertido en un movimiento clave en el Territorio.

-Efectivamente, así es. Esta gente no era nadie hasta la famosa manifestación del setenta. La autoridades españolas con su ceguera de comprar a los nativos más corruptos intentó organizar una manifestación de apoyo a España, movilizando a los notables, pero en un momento determinado, los jóvenes azuzados por los que después fundarían el Frente POLISARIO, dieron un vuelco a la manifestación que se transformó en una protesta airada contra la presencia de España. La posterior actuación de la autoridad enviando a la Legión cuando la cosa se le iba de las manos a la Policía Territorial terminó por enconar la situación, de forma que muchos saharauis por temor o por indignación se sumaran a las tesis independentistas.

- Ahora, ¿cuál es la actuación del Frente POLISARIO?

-Verdaderamente estúpida, mientras España debate en los foros internacionales contra Marruecos y sus pretensiones anexionistas, ellos muerden la mano del que apoya a su pueblo, tratando de combatirnos. Digo tratan, porque sus acciones armadas tienen poca relevancia por ahora. Lo único que están consiguiendo es que la excelente amistad entre nosotros, quiero decir el Ejército español, y el pueblo saharaui se esté enturbiando. Nativos amigos se están alejando mientras otros más jóvenes ofenden a nuestras mujeres e hijos por la calle...Estamos a punto de perder la paciencia.

- ¿Cuál crees tú que será la actitud de España en el problema?

- Es difícil porque no hay mucha información fiable al respecto. Al parecer, Franco está rodeado de un grupo de militares africanistas que considera que la mejor solución es la cesión del Sahara a Marruecos, como forma de evitarnos problemas con este país con el que necesariamente tenemos que convivir: en otras palabras, traicionar al pueblo saharaui y bajarse los pantalones con Marruecos, desconociendo que ante el primitivo cualquier cesión es debilidad. Sin embargo, viendo las actuaciones de nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores en la en la ONU y en el Tribunal de la Haya, parece que nuestra diplomacia está por la independencia del Sahara y su permanencia en la órbita de España. Franco, como es su costumbre, no se ha mojado en el tema y deja hacer a unos y otros, pero estoy seguro que terminará prevaleciendo la postura entreguista.

“Me parece que si estudiamos un poco la historia reciente en relación con Marruecos encontraremos muchos puntos comunes con la situación en el Sahara. Estoy seguro que si España no adopta una política clara y la lleva a cabo con decisión, la situación podría complicarse bastante. Pero me malicio que se repetirá la historia y nuestros políticos actuarán con la debilidad e incoherencia de siempre. Todavía me bulle en la cabeza lo que dijo el famoso Jefe tribal El Raisuni, allá por los años veinte: “los ingleses pegan y pagan, los franceses pegan y no pagan, y los españoles ni pegan ni pagan”.

Me pareció muy interesante lo que nos dijo MarínSuárez y sonrié pensando como trataba de disimular su vena intelectual metiendo forzadamente expresiones cuarteleras o tacos para dar la imagen de duro que se debía esperar de un teniente de la Legión.

Una lágrima sigilosa se deslizó por mi mejilla. Con el corazón encogido me levanté y salí a dar un paseo por el campo. Aquel recuerdo de hace mas de treinta años fue el comienzo mi vida militar. Una vida plena en la que no faltó de nada. Conocí y serví con mucha gente extraordinaria y algún que otro estúpido, pariticipé en innumerables aventuras de las que salí vivo de milagro. Entonces, ¿por qué esa vida de sacrificio en la que perdí familia, amigos civiles, futuro y estabilidad emocional?, ¿por España?, ¿por el Ejército?, ¿por la Legión?, ¿por el honor?, ¿por la gloria?, ¿por mi carrera?, ¡claro que por todo eso y en ese orden!, además, haciéndolo eficazmente pero desde un ego descomunal, una soberbia sin límites, una desconsideración maquillada de ironía hacia algunos que no tragaba y un deseo de sobresalir del aurea mediocritas…

... Ahora estoy solo en este pueblito con cuatro paisanos, puretas como yo, con los que juego a las cartas y poco más. Va a ser duro para mí volver a encontrarme con mi verdadero mundo, aunque haya tratado de ignorarlo durante bastante tiempo, pero tendré que hacerlo...


Capítulo 3: se me pegue la lengua al paladar

CAPÍTULO 3

¡Se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de tí, ¡oh Sahara!

(Almería, 201X)

-¿Qué tal, Medina?, solo sé de tí por lo que publicas y no te prodigas mucho -el teniente coronel Patxi Zárate, tan socarrón como siempre, no perdía la ocasión de lanzarle alguna pulla.

-No tan bien como tú, pero tirando -Medina pasaba olímpicamente de entrar al trapo.

-Por cierto, veo que te llevas muy bien con la flor y nata de nuestra "intelectualidad" cinematográfica. Cualquier día te vemos en una película de Almodóvar.

-Si pagan, ¿por qué no? - seguía a su bola. Desde los lejanos tiempos de Bosnia, cuando coincidieron por primera vez, se llevaban como el perro y el gato. Entonces, un reportero joven, medio maoísta, como Medina y un capitán bisoño, más franquista que Franco como Zárate, no podían menos que chocar. Ni los veinte años transcurridos desde entonces ni unas cuantas duras misiones en el exterior, coincidiendo ambos en muchas de ellas, mejoró la relación, aunque lo curioso del caso era que no podían vivir el uno sin el otro.

-Ya, ya... Lo digo por tu última visita a los campamentos de Tinduf en compañía de ese excelso actor, comunista confeso, que se distingue por su sensibilidad ante los pueblos oprimidos, siempre que quien los oprima no sea de izquierdas -Zárate se volvía insufrible cuando sacaba el tema político. Me temí por un momento que la cosa podía terminar mal, pero un guiño de Medina, volviéndose hacia mí, me tranquilizó.

-A tí no te vendría nada mal darte una vuelta por allí, seguro que se te cae la caspa de la carcundia -respondió Medina con media sonrisa.

La carcajada general restó tensión al ambiente pero interesó sobre todo a los que habían vivido el conflicto del Sahara. Unos como yo, de chaval, o como los generales Montejo y Alegre y los coroneles Cortés y Moreno, de oficiales jóvenes.

-No he tenido la oportunidad de leer tus artículos sobre la visita a los campamentos y me gustaría hacerlo -El coronel Cortés se interesó-, ¿están en internet?

-Sí, naturalmente, en la versión digital de mi periódico de hace dos semanas los encontrarás, pero no digo nada que tu no sepas, además, tan poco me permiten en mi periódico, que se le ve el plumero con el Polisario, decir cosas políticamente incorrectas. Si quieres saber algo en concreto pregúntamelo y te lo cuento, si lo sé.

-¿Cómo es eso? -saltó Zárate-. Tan mayorcito y escribiendo al dictado.

Por un momento, la cara abotagada por el alcohol de Medina se petrificó y sus manos se aferraron con fuerza al sillón.

-¡Efectivamente, escribo al dictado porque si no lo hago no como! Yo no soy un reportero estrella, sino un puñetero currante que no se puede permitir el lujo de tener honor como tú... Claro, es muy fácil tenerlo con un trabajo fijo y aunque no muy bien pagado cobras todos los meses, en una profesión que te proporciona una cierta categoría social y te permitirá retirarte con una pensión decente. En cambio yo, después de veinte años de corresponsal, chupándome las mismas guerras que tú, sin una estructura como el ejército en el que apoyarme, pasándolas putas con un equipo de mierda cuando suenan los tiros, me la tengo que coger con papel de fumar para no escribir nada que roce, siquiera, con la línea de mi periódico, si no quiero verme de patitas en la calle.

"Este capullo de Zárate, ya la ha vuelto a liar. Tengo que hacer algo antes que se lie un follon de padre y muy señor mio“.

- Por favor, amigos, terminemos la fiesta en paz. Patxi deja de tocar las pelotas a tus amigos y guarda la ironía para tus enemigos que seguramente tendrás muchos. Estamos aquí para pasar un buen rato y no para encabronarnos.

-¡Venga, hombre!, si ha sido una broma -dijo Zárate -, no sabía que a la vejez te habías vuelto tan suspicaz.

-No sé cómo te las arreglas para tocarme la tecla que me pone a cien y siempre pico como un pardillo. Pero no te disculpes que lo acabarás estropeando más.

-Perdona, chico, pero este asunto del Sahara me revuelve las tripas -continuó Zárate-, ver tanto incauto corriendo detrás del Polisario cayéndoseles la baba sólo porque son comunistas, me saca de quicio. ¿Qué saben ellos de esta partida de asesinos cobardes, secuestradores del pueblo saharaui y principales culpables de lo que les pasa?, ¿dónde estaban estos memos cuando el Polisario mataba y secuestraba a los nuestros hace treinta y tantos años, mientras España defendía la causa saharaui frente a Marruecos en los foros internacionales y nosotros nos jugábamos la vida protegiendo el Territorio de los ataques del ejército Marroquí y sus guerrillas?.. Ahora nos reprochan que España los abandonó, ¿Qué querían?, que siguiéramos dando la cara a Marruecos y el culo a ellos, viendo morir a nuestros soldados, muchos de reemplazo, ¡venga, hombre!, nos tenían que haber dejado acabar con ambos, seguramente, el problema del Sahara se habría resuelto, pero estábamos en manos de políticos cobardes que nos vendieron a todos.

Se hizo un silencio que se cortaba.

-¡Joder, qué alegato Patxi! No te quiero quitar la razón porque algo tienes, pero es un tanto exagerado - al coronel Cortés, nuestro ácrata de cabecera, se le iluiminaron los ojillos ante una posible discusión -. Estoy de acuerdo contigo en que el Polisario cometió el error de posicionarse contra España, pero su actuación fue más política que militar. Hicieron verdadero daño rebelando a gran parte de la juventud saharaui en nuestra retaguardia pero sus acciones militares fueron irrelevantes evitando, en todo momento, enfrentarse con nuestro Ejército y no sé si sabes, porque no estuviste allí, que al final de nuestra estancia cambiaron de actitud ofreciendo al General Gobernador colaborar con nosotros contra Marruecos.

-¿Llamas acciones irrelevantes a que nos mataran por la espalda? -interrumpió Zárate.

-No sé a que espalda te refieres. Lo que yo viví, y aquí hay varias personas que lo pueden corroborar porque estuvieron allí en aquellos momentos, fueron algunas escaramuzas en las que el Polisario, buscando hostigar y aterrar a los nativos que servían en Tropas Nómadas o, especialmente, en la Policía Territorial, tiroteaban algún recóndito puesto y nuestra reacción intentando capturarlos -replicó Cortés..

-Entonces, mi coronel, cómo explicas el caso de los nativos de Tropas Nómadas, afines al Polisario, que formando parte de dos patrullas se rebelaron contra sus mandos españoles, matando a un soldado español, entregando a sus oficiales y suboficiales y tropa española al Polisario que los mantuvo secuestrados en condiciones inhumanas durante varias meses en Tinduf o los muertos y heridos españoles y no te digo de soldados nativos de la Policia Territorial, en el incidente de Tifariti.

-Veo que, a pesar de no tenías edad para estar allí durante el conflicto estas bastante enterado del tema – dijo Montejo extrañado.

-Efectivamente, no estuve allí por ser un chaval, pero tengo bastante conocimiento del tema por mi padrastro que se chupó la guerra en Tropas Nómadas.

-¿Quién es tu padrastro?, seguro que lo conozco -se interesó Montejo.

- ¡Claro que lo conoceis todos los que estuvísteis allí!, era mas famoso que el jabón lagarto, el ínclito Capitán Iraola, alias el Mehari , muerto lamentablemente en su cama hace tres años...

- ¡No me jodas!, ¡el Mehari tu padrastro!. Claro que lo conocemostodos los ex saharianos asintieron con una sonrisa-, ¡menuda firma!, era mas saharaui que los propios saharauis. Desde que llegamos juntos al Sahara en el 66 se pasó todo el tiempo tirado por el desierto en la Mía a camello de Nómadas donde destacó por su valor y amor al desierto y sus gentes. La última vez que coincidimos estaba de Capitán Jefe del puesto de Bir Nzaran... La verdad es que los tenía bien puestos. Cuando, al final del 74, empezaron los problemas disciplinarios en los puestos con los saharauis de la ATN, algunos gravísimos como el ocurrido en el puesto del Aargub que les costó el puesto a un Teniente Coronel, a un Capitán y a un Teniente, el tuvo los santos cojones para, en solitario, mantener su puesto en calma e, incluso, jugársela unos meses después informando a su Mando que sería conveniente no realizar las patrullas ordinarias porque aseguraba que podrían desertar y, ante la ratificación de la orden, olvidarse de cumplirla. Al poco tiempo, se confirmaron sus predicciones y desertaron dos patrullas, con el final que ya sabéis.

Efectivamente, ese era mi padrastro -dijo Zárate-, un poco pirado, como todo el que hace cosas extraordinarias, pero un tipo genial, para mí admirable. Desde que se abandonó el Sahara, nunca más fue el mismo, se pasaba la vida despotricando contra todos los que él consideraba culpables de la ignominiosa retirada y sólo levantaba la cabeza cuando veía alguno de sus compañeros en la asociación de veteranos de Tropas Nómadas que ayudo a crear.

-No me extraña, todos los que allí estuvimos tenemos una espina clavada que, en días como hoy, cuando se han vivido tantas emociones y tomado algunas copas, se nos revuelve en el costado. Fijaos que ya han pasado casi cuarenta años desde que salimos del Sahara, pues todavía siento esa sensación de cornudo y apaleado... Muchas veces me pregunto: ¿Qué pasó allí para que la cicatriz que nos dejó sea tan duradera? ¿Salió el Ejército tocado con aquello?

- Yo no estuve en el Sahara – intervino el Teniente General -. A mi me pilló en la Península, exactamente en la Escuela de Aplicación y Tiro de Artillería en Fuencarral. Puedo aseguraros que eso que sentís no nos pasó a los que no estuvimos. El conflicto nos pasó totalmente desapercibido. Lo digo por experiencia porque por la Escuela pasaban muchos oficiales de artillería de toda España y no recuerdo que el tema del Sahara estuviera en la conversación. Tampoco nos informaron de forma oficial en la Academia de la situación que se vivía allí. Sabíamos en Madrid que unas Unidades de División Acorzada habían sido enviadas al Sahara, pero pensábamos que se trataba de reforzar la guarnición para disuadir a Marruecos. Los periódicos no traían información al respecto y las nuevas revistas, ligeramente mas abiertas: Cambio 16, Debate, Doblón …, hablaban muy poco sobre el Sahara, desde luego nada sobre la guerra, alguna cosita sobre Hassan II y su desmesurado interés por el Sahara tachándolo de ambicioso. insidioso, perturbador y peligroso. Eso sí, el viaje de Juan Carlos como Jefe del Estado en funciones al Aaiún fue recogido por todos los medios y valorado muy positivamente por la contundencia de su mensaje como hombre de estado de garantizar los legítimos derechos de la población saharaui y tranquilizar al Ejécito de que se haría lo necesario para que conservara intacto su prestigio y honor. En aquellos momentos lo que verdaderamente interesaba a los jefes, oficiales y suboficiales destinados en la Península era la enfermedad de Franco y el futuro político de España después su muerte y como afectaría al Ejército, los crímenes de guardias civiles por ETA que se estaban incrementando, la detención de los úmedos y pare usted de contar. Así, que sintiéndolo mucho, de vosotros no se acordaba nadie, ni el conjunto Ejército estaba tocado cuando os retiraron.

- La verdad sea dicha, nosotros en el Sahara viviamos en una burbuja mientras en la Península ocupaba el territorio un Ejército desmesurado y anticuado que se esforzaba en sobrevivir -dijo Cortés.

- Yo diría un ejército de defensa territorial, Cortés – contestó Montejo -, porque si dices de ocupación parece como si la misión de este Ejército fuera la represión sistemática del pueblo.

- Rectifico, si el término duele a vuestros castos oídos – continuó Cortés, impasible -, Sigo... territorial, macrocefálico, vacío de personal de tropa, mal dotado de armamento, excepto algunas pocas Unidades que se beneficiaron de la limosma americana, con exceso de infraestructuras que mantener, empobrecido econónicamente que disponía mucho tiempo para comerse el coco con los temas que ha dicho el General. Nosotros en el Sahara con Unidades operativas, decentemente dotadas y mantenidas de armamento, material y vehículos, con una buena reserva logística, que nos pasabamos la vida en el desierto en acciones de contraguerrillas con o sin enemigo real, que casi nunca encontrábamos, y otras pocas de combate, no cabían otros pensamientos que mantener nuestras Unidades al máximo de operatividad y a nuestra gente motivada e instruida.

- Hombre, Fernando, ese Ejército de la Península también tenía otras burbujas de mucha calidad: Unidades de Montaña, Acorazadas (algunas estuvieron en el Sahara), de Operaciones Especiales, Paracaidistas (dos Banderas estuvieron en Aaiún) y algunos Regimientos de varias Armas, cuyos mandos no estaban para umedades y politiqueos precisó el General Alegre.

Como ví que estábamos entrando en territorio peligroso traté de reconducirlo hacia temas menos espinosos:

- Vamos a ver, oyendo a Patxi aquello fue la más parecido a la segunda guerra mundial, pero escuchando a Cortés parece que fue una excursión de ursulinas. Por lo que sé, entre vosotros reunís tres cruces rojas de guerra, condecoraciones que no se dan por buena conducta o tiempo de estancia en un determinado destino, sino por meritos de combate. ¿Es así? -pregunté haciendome al tonto para tirarles de la lengua.

-¡Ni tanto, ni tan calvo! - medió el general Montejo, nuestro Quilón de Carabanchel- desde mi punto de vista, fue una guerra de baja intensidad con operaciones de guerrilla, sabotajes, incidentes fronterizos, secuestros, minado de caminos, ataques a aeronaves, etc... con el resultado de un centenar de bajas propias, la mayoría de personal de nativo. Las operaciones militares se realizaron, preferentemente (sobre un 90%), en zona comprendida por la Saguia el Hamra por el sur, la frontera norte de Marruecos, la frontera de Argelia y Mauritania por el este y el mar por el oeste. El Polisario, entre los años 1973 y 1975, realizó una treintena de acciones, generalmente, tiroteo de pequeños puestos defendidos por Tropas Nómadas o PolicíaTerritorial, siempre cerca de la frontera de Mauritania, Argelia o Marruecos, donde replegarse rápidamente. Solamente en dos ocasiones operó fuera de esa zona: contra las instalaciones de Bu Craa y en el tiroteo del puesto de la Güera, en el extremo sur del Sahara. El mayor enfrentamiento real, no intencionado por parte del Polisario, con nuestro Ejército se produjo en las proximidades de Tifariti, montándose una importante operación helitransportada, por cierto la primera de nuestra historia militar, donde nuestro amigo el coronel Moreno, aquí presente, entonces Teniente de Tercio 3, ganó su cruz roja de guerra…

El coronel Moreno, un cachondo mental, se levantó y saludó militarmente.

-Por su parte – continuó Montejo-, Marruecos inició el despliegue del Cuerpo Expedicionario de las FAR, del FLU y del Batallón Meharista en el verano del 74, no iniciando sus operaciones hasta la primavera del 75 con una decena de intentos de infiltración de patrullas del FLU que fueron interceptadas y capturadas, casi todas, por Unidades de la Legión, dejando un número considerable de bajas y prisioneros marroquíes. Un buen ejemplo lo tenemos en el teniente Cortés que con su Sección, una noche cerrada en la infernal zona de dunas próximas al mar, localizó una de esas patrullas que trataba de infiltrarse hacia Cabeza de Playa en mayo del 75 y tras un duro enfrentamiento la capturó, ganando su cruz roja de guerra. Posteriormente, en octubre del 75, cuando España abandonó los puestos del interior, fueron ocupados por Marruecos. Para hacer justicia diré que el General Alegre, entonces teniente la Unidad de Helicópteros, también ganó la cruz roja de guerra por varias actuaciones destacadas entre ellas la operación de Tifariti.

¡Medallas!, ¡medallas!, ¡medallas!, ¡¿Qué no haría un militar por ganar una medalla?!- pensé- ¡No hay nada superable al hecho de llevar una de guerra en el pecho¡ Que reconozcan todos tu valor y capacidad para realizar misiones arriesgadas bajo el fuego enemigo, estar entre los pocos elegidos por la fortuna, ¡eso no tiene precio! Pero para conseguirlo es preciso elegir, como han hecho casi todos los que las consiguen, Unidades de mas probable empleo en casos de conflicto. Si te quedas bien arropadito en una guarnición o en un Cuartel General, aunque tu destino sea fundamental para el Ejército, lo más que puedes optar es cada tres años a una medalla del mérito militar, “burocrático” o de “guarnición” diría yo, que llenan muchos pechos de nuestros Jefes. En esta guerrita, afortunadamente, se concedieron las medallas de guerra de forma muy justa. Me vino a la memoria una sentencia que escuché a un viejo Coronel que estuvo en la guerra civil: “¡Qué valiente!, ¡qué valiente! El teniente Pimentel, le dieron una medalla al Teniente Coronel”. Eso no se dio aquí. Un caso ejemplar lo tenemos ante nuestros ojos: cuando el Coronel del Tercio, tras la captura por Cortés de la patrulla del FLU, le dijo a Montejo, que como capitán de la Compañía lo iba a proponer para la cruz de guerra, este se negó terminantemente solicitando se propusiera al Teniente Cortés que era el verdadero protagonista de la acción. Lo triste es que si reparas los que las consiguieron en aquella campaña son muy pocos los que tuvieron premio en su carrera llegando al generalato, cuando otros muchos, sin moverse de Madrid si que lo consiguieron.

Duelo al sol (Gor Femeinia, Sahara, diciembre de 1974)

Sobre la una y pico de la tarde sonó la alarma en la Base de Helicópteros y nos dirigimos rápidamente a la zona que teníamos asignada: los pilotos que estaban volando en misiones rutinarias recibieron órden de regresar y los demás nos incorporamos corriendo a la sala de briefings donde nos esperaba nuestro Comandante...

- Hoy vamos a tener el honor y la suerte de participar en la primera operación helitransportada en guerra en la historia del Ejército Español. Sólo van a intervenir, en una primera oleada, siete helicópteros: dos armados, cuatro de transporte y uno medicalizado, quedando el resto de los disponibles en situación de alerta en la Base, sin ninguna configuración especial - se produjo un revuelo entre los pilotos pues todos querían ir en la primera oleada -...¡Haya paz! -dijo el Comandante Segundo Jefe de la UHEL- , he decidido que los siete primeros pilotos sean los capitanes mas antiguos y los siete copilotos los tenientes igualmente, el resto, permaneceran en alerta en la Base, por si fuera necesario su intervención. Dicho esto, paso a desarrollar nuestra orden de misión que se completará cuando lleguemos a Smara…

...La situación es la siguente: sobre las veintidos treinta de la noche pasada un grupo de polisarios intentó raptar a un notable, que trabaja con nosotros de intérprete, en su casa de Tifariti; alertada la guardia de la Policía Territorial del puesto intercambió disparos con los infiltrados que lograron exfiltrarse por el apoyo de fuego que recibieron desde varios puntos en el contorno del puesto. Sobre las dos de la mañana salió de Smara una patrulla de la Policía Territorial al mando de un teniente con una entidad de 47 hombres, la mayoría nativos, transportados en land rovers, en persecución de los polisarios cuya entidad se estima en una veintena de hombres armados con armas ligeras. Perdieron su rastro rebasada en unos kilómetros de la frontera con Mauritania y cuando recibieron la orden de regresar, a la altura de Gor Femeinia... (señaló en el mapa)… el vehículo de vanguardia (en el que iba el teniente segundo jefe) recibió fuego enemigo causando la muerte del conductor, nativo, y heridas en el operador de radio, español. Un nutrido y eficaz fuego se concentró sobre la patrulla que tuvo que desplegar en una zona despejada donde sigue detenida, siendo de esperar nuevas bajas. Nuestra misión es helitransportar, en el menor tiempo, una Sección de la Legión desde Smara hasta la zona de combate, apoyar por el fuego el desembarco y la maniobra terrestres y evacuar las bajas. Asimismo, está previsto que sobre las quince horas salga una patrulla de Topas Nómadas desde Smara para contribuir al cerco y captura del enemigo y recuperación del material averiado o destruido. También se ha ordenado la presencia sobre la zona de combate de un avión Saeta. Como yo soy el oficial mas caracterizado de los que intervienen en la operación seré el Jefe de la misma. En cuanto termine el repostaje y las rutinas prevuelo, saldremos hacia Smara en el orden especificado en el plan de vuelos que figura en el tablón de anuncios. Al llegar a Smara, se procederá a repostar y embarcar la Sección de la Legión y a la máxima velocidad dirigirnos a la zona de combate. Tras un reconocimiento por los helicópteros armados, se tomará tierra en la zona de desembarco que decida, en principio, aquí al NO. de esta zona montañosa. Los helicópteros de transporte, una vez finalizado el desembaco de la Sección regresarán a Smara donde repostarán y esperaran a mi orden. El helicóptero medicalizado realizará la evacuación en cuanto caiga la noche, con el apoyo de los helicópteros armados y la Sección desembarcada. La Sección ocupará la loma más al Oeste...(señaló en el mapa)... desde donde fijará al enemigo por el fuego para facilitar el repliegue de la Patrulla atacada. Como la Unidad de Nómadas estima su llegada a la zona sobre las nueve y media de la noche, desplegará en una zona cubierta próxima a la patrulla de la Policia Territorial para apoyarla, si no hubiera podido replegarse, cerrar el cerco por el sur hasta que con la luz del amanecer emprender el rastrilleo de la zona junto con la Sección de la Legión y apoyo de los helicópteros armados… ¿Alguna pregunta?...ninguna...bien, los pilotos designados pasaos por la armería a recoger vuestro armamento y munición y, después, haceros cargo de vuestro aparatos, hasta la salida a mi orden...

...Aunque no era el más antiguo de los siete tenientes designados el Comandante Jefe de la operación me eligió como su copiloto cosa que me pareció estupenda porque iba a estar en el meollo del follón. Recogí mi pistola municionada y comprobé, con el especialista, que los sirvientes de las dos ametralladoras las tenían preparadas y municionadas. Procedí a llevar a cabo la inspección prevuelo, mientras esperaba al Comandante. Cuando llegó, arrancamos el motor y, durante el calentamiento, empezaamos a recibir novedades de los distintos pilotos de estar listos para el despegue. Tras el permiso de la torre del aeropuerto, iniciamos el despegue, con nosotros en vanguardia…

- ¡Tuyo!..Pon rumbo a Smara y coge mil pies de altitud y cuarenta nudos…

- ¡Mio!, me hice cargo de los mandos del helicóptero con la alegría de un primerizo y eso que tenía más de mil horas de vuelo. El reloj marcaba las 14:05 horas local.

...Durante el vuelo a Smara el personal iba superconcentrado y en silencio. Nuestro Comandante habló por radio con la formación:

- Fomación Eco Tango, voy a salir con el otro helicóptero armado para comprobar sobre el terreno las ametralladoras de a bordo.

...Tomó el mando del helicóptero y realizó unas pasadas sobre unas grara ordenando el fuego con ambas ametralladoras que funcionaron a la perfección y lo mismo sucedió con el otro helicóptero, reintegrándonos a la formación. Ni que decir tiene que el ruido de los disparos me excitó más de lo que estaba...

...Sobre las 15:30 llegamos a Smara. El Comandante se presentó en la Jefatura del Sector poniéndose a las órdenes del Coronel que le transmitió las últimas instrucciones, recogiendo a un teniente de Tropas Nómadas designado como oficial de enlace por su conocimiento del terreno y del personal nativo. Mientras tanto, la Unidad de helicópteros procedió al repostaje y ajuste de equipos. Sobre las 17:30, con la Sección de Operaciones Espaciales del 4º Tercio Sahariano embarcada, emprendimos el vuelo hacia la zona de confrontación. Cuando estábamos tres minutos fuera de la misma (18:30 horas) y a la vista de nuestra patrulla de la PT detenida, los helicópteros armados nos adelantamos a la formación y realizamos un reconocimiento por el fuego de la zona, recibiendo disparos desde los barrancos interiores de la dos lomas más próximas a la patrulla, que nos impactaron en el rotor y los patines, sin daño grave; entre las dos lomas observamos un vehículo propio aislado, detenido y humeante. Volvimos a la formación donde el Comandante confirmó la zona de desembarco que se realizó sin incidentes y con la protección de los helicópteros armados. Como estaba previsto, los cuatro helicópteros de transporte regresaron a Samara y solo quedamos los helicópteros armados y el helicóptero medicalizado...

...La Sección de legionarios inició el avance hacia la loma oeste donde desplegó con los tres pelotones en linea en la cresta militar sobre 19:15 horas, sin haber recibido fuego. Como la luna estaba en cuarto menguante se hizo de noche sobre esa hora, ordenándosele a la Sección que se detuviera y cumpliera sus ordenes de evitar la exfiltración del enemigo, apoyar por el fuego a la patrulla de la Policia Territorial detenida, que seguía recibiendo fuego esporádico, y la operación nocturna de evacuación de muertos y heridos y su traslado al punto donde el helicóptero medicalizado los recogería a las 19:45 horas. A esa hora y, pese al fuego enemigo que ya no era tan eficaz por la falta de luz, se inició la operación de evacuación con la aproximación del helicóptero al punto previsto; dada la falta de visibilidad el piloto se vio en la necesidad de encender el foco bajo durante unos segundos para aterrizar, sin que afortunadamente recibiera ningún disparo, regresando a la Base de Aaiun para que fueran atendidos los heridos...

...A las 21:30 llegó la patrulla de Tropas Nómadas a la zona de confrontación ordenándosele que tomara contacto con la patrulla de la PT y cerrara la zona por el sur. Viendo el Comandante que la zona este estaba descubierta y por ella pudieran exfiltrarse los polisarios durante la noche, pidió al Sector helitransportar una nueva Sección de Operaciones Especiales para cerrar dicha zona. Se le concedió pero no podría realizarse la operación hasta las primeras luces del día siguiente en que se enviaría, también, un Capitán de la VII Bandera con su PLM para coordinar el movimiento de las dos SOEs…

...Al amanecer la Primera Sección de Operaciones Especiales de la Legión inció el rastrilleo del barranco de la loma donde habían estado desplegados durante la noche. Al poco tiempo llegó helitransportada la segunda Sección de Operaciones Especiales que tomó al Norte de las tres lomas y procedió al rastrilleo de las otras dos situadas mas al E. En la loma más próxima abatió dos polisarios que se les enfrentaron, continuando hacia la loma del SE. Donde se encontró a un polisario herido al que le realizó una cura de urgencia el brigada sanitario de la PLM. Cuando ambas Secciones terminaron el rastrilleo, sin mas novedades, apreciando que el la mayor parte del enemigo se había exfiltrado por el norte durante la noche, iniciaron el movimiento hacia el punto de embarque de los helicópteros. Inesperadamente, desde una cueva, protegida por una enorme roca, se produjeron varios disparos que causaron la muerte del sargento Carazo y heridas a dos legionarios sirvientes de una ametralladora ligera. En ese momento y, sin que nadie se lo ordenara, el teniente de Topas Nómadas que realizaba la función de Oficial de Enlace de nuestro Comandante, le pidió a un soldado de TN su fusil y granadas para el mismo y comenzó a lanzarlas al foco de los disparos enemigos, sin mucho éxito porque la roca impedía el tiro directo. Rápidamente, le ordenó a un soldado de TN que lo acompañara y cargado con varias granadas de mano se encaramó a la parte alta de la cueva donde se refugiaban los polisarios y desde allí les lanzó certeramente algunas que obligaron a los polisarios a salir, siendo capturados por la Segunda SOE. Allí terminó la operación con un balance de seis muertos propios (1 sargento de la Legión y 5 nativos de la PT) y diez heridos (2 legionarios, 1 soldado español de TN y 8 agentes de la PT). El polisario sufrió 6 muertos y 3 heridos…

… Al llegar al Acuartelamiento de Smara, formarón las Unidades legionarias participantes en la operación. El capitán que las mandaba ordenó:

- Caballeros legionarios, repetid conmigo…El Espíritu del Legionario...de frente...¡ar!.. El Espiritu del Legionario es único y sin igual, es de ciega y feroz acometividad, de buscar siempre acortar la distancia con el enemigo y llegar a la bayoneta.

- Caballeros legionarios, repetid conmigo...El Espíritu de Combate...de frente...¡ar!...La Legión pedirá siempre, siempre, combatir sin turno, sin contar los días, ni los meses, ni los años.

- Caballeros legionarios, con el gorro en la mano izquierda y el brazo en alto gritad conmigo:

¡Viva España!

¡Viva Franco!

¡Viva La Legión!

...Toda la tensión acumulada en las dos últimas jornadas se liberó en una explosión de alegría y satisfacción por el deber cumplido.

El Coronel Moreno que había permenecido muy atento a como el General Alegre daba su versión de los hechos, intervino:

-Coincido plenamente con lo que dice el General. los fríos hechos se desarollaron así pero me gustaría decir algo sobre el aspecto humano de la operación. Yo era Teniente de la VII Bandera del Tercio 3 y estaba destinado en Smara, precisamente de oficial de guardia cuando llegó la noticia del ataque a la patrulla de la Policía Territorial. Fuí al Cuartel General del Subsector para entregar el mensaje y ví como se cocía la respuesta al ataque.

La Bandera de la Legión de guarnición en Smara estaba cumplimentando las misiones de reforzar los puestos del interior y el control de zonas fronterizas, así que estaba diseminada en una amplia zona: Una Compañía dando seguridad a los puestos de Hausa, Echdeiria y Mahbes, otra dando seguridad a Tifariti y Angala y protección de convoyes logísticos y la Tercera Compañía en el Acuartelamiento de Smara reorganizándose. Dispaníamos de una reserva formada por una Compañía del Tercio 4, con dos Secciones de Operaciones Especiales (SOE), sin Capitán en esos momentos y con un sólo teniente. Como véis, no quedaba mucho con qué responder. El Jefe del Subsector, ordenó que se empleara la SOE que tenía Teniente en el menor tiempo posible, solicitando apoyo de la Unidad de Helicópterps de Aaiun para su transporte a la zona de combate. Asimismo, que la segunda SOE, estuviera preparada para intervenir, si fuera necesario. Como yo sabía que no tenía Teniente me ofrecí voluntario para mandarla, argumentando mi antigüedad en el Tercio, cosa que fue aceptada por el mando, con gran alegría por mi parte. Cuando, por la noche, se recibió la petición del Jefe de la Operación de ampliar con otra Sección de Operaciones Especiales para cerrar el cerco evitando la exfiltración nocturna del enemigo, el Jefe del Subsector, teniendo en cuenta la obscuridad reinante, postergó el envio de la segunda Sección, que yo mandaba, para el amanecer del siguiente día, decidiendo constituir una Plana Mayor de Compañía para que coordinara las dos Secciones sobre el terreno. Cuando se supo que se iba a emplear, también, una PLM de Cía. hubo un revuelo del copón, todo el mundo quería ir, presentándose voluntario. Se dieron casos extraordinarios el del sargento Carazo, por ejemplo, que marchaba a la Península a casarse al día siguiente y fue el primer voluntario, retrasando su boda, desgraciadamente fue nuestra única baja mortal. Otro caso resaltable fue el del brigada sanitario que ya había sido relevado de su puesto por otro recien llegado al Tercio, que insistió ir él como mas veterano, lo consiguió y tuvo una extraordinaria actuación. No voy a decir mucho de los legionarios pues los hubo que, sin idea del manejo de la radio, se presentaban al puesto de operador. En fín, nunca en mi vida me he sentido mas orgulloso de pertenecer a la Legión como en aquella ocasión. Despues, cuando entré en acción con mis legionarios, el terreno era tan compartimentado, pedregoso y lleno de cuevas que no tuve ojos más que para lo que tenía enfrente. Como es natural los legionarios me lo hicieron fácil por su extraordinario valor y eficacia. Cuando todo pasó y regresé con mi Unidad al Acuartelamiento, me sentí bien, había sido mi primera experiencia de combate y no tuve bajas, ¡qué mas podía pedir!


Capitulo 4: moros y cristianos

Capítulo 4

 

Moros y cristianos (Almería, 201x)

La historia de Tifariti nos dejó mal sabor de boca. Tantas bajas propias en una acción contra una guerrilla tan reducida, especialmente, en nuestra patrulla de la Policía Territorial, nos dejaba ciertas dudas, muchas veces no comentadas. Fue Patxi el que las sacó a la luz.

- Lo que no entiendo es como una patrulla de la PT con mas efectivos que la guerrilla del Polisario fue detenida y diezmada a placer sin reacción alguna, limitándose a refugiarse tras los coches, devolver el fuego y pedir refuerzos.

Se hizo un silencio...nadie quería intervenir en un asunto tan espinoso. Por fin, di mi opinión con mucha cautela.

- Eso no lo sé porque no tuve acceso a ningún documento oficial sobre el asunto, aunque me puedo imaginar varias razones para esa actuación. Hay que tener en cuenta que se trataba de una patrulla policial con saharauis instruidos para cometidos de control y apoyo a los saharauis con solo con un barniz de instrucción militar. Por otra parte y en lo que a la acción se refiere, el Teniente al mando de la patrulla de la PT, el mas veterano, se situó con su vehículo en vanguardia a bastante distancia del grueso de su Unidad; en esta disposición se internó entre unos cerros, donde creyó ver movimientos, siendo recibido con una granizada de fuego, quedando aislado y solo, con un muerto y un herido y probablemente sin radio. El segundo Teniente, al frente del grueso de de la patrulla, recién llegado a la Unidad, sin experiencia y ningún ascendiente sobre los agentes nativos, difícilmente podría reaccionar de la mejor manera posible. Debemos tener en cuenta, también, que los nativos tanto de la PT como de Tropas Nómadas, por esas fechas, estaban muy infiltrados por el Polisario habiendo protagonizado algún que otro episodio de indisciplina que tenía muy preocupados a los oficiales de los distintos puestos. No es descartable que el segundo Teniente intentara reaccionar con su Unidad encontrando dificultades en ser obedecido por la mayoría de agentes. Esto, como podéis suponer, son conjeturas que hago basadas en la información muy fragmentaria que he oído de terceras personas a lo largo del tiempo y que gustaría fueran corroboradas, corregidas o desmentidas por los que estuvisteis allí.

- A decir verdad, no puedo opinar sobre eso porque no tuve contacto con la patrulla afectada – confesó el Coronel Moreno -. Cuando terminé la actuación con mi Sección, ya la Patrulla había sido retirada y se estaba procediendo a evacuar los vehículos averiados. Tampoco tuve tiempo para comentar nada con nadie de los presentes, porque después de dar novedades al Jefe de la operación se me ordenó que rápidamente embarcara en los helicópteros para regresar a Smara. Con sinceridad, nadie me ha hecho comentarios al respecto en todo este tiempo y va para cuarenta años.

- Lo que pude ver– intervino el General Alegre piloto de helicópteros en la operación -, es que nada mas hacerse de noche el día D la patrulla de la PT evacuó a sus muertos y heridos al punto donde los recogió el helicóptero medicalizado y cuando llegó la Patrulla de Nómadas, unas dos horas después, cubrió el repliegue de la policía territorial. Se que el Comandante Jefe de la operación habló con los dos Tenientes pero no comentó nada conmigo, me dio la impresión de que quedó satisfecho con lo que dijeron.

- Lo que si podemos afirmar porque son hechos probados – comentó Montejo – Es que esta fue la única ocasión en que una guerrilla del Polisario tuvo que enfrentarse al Ejército español al verse acosados. Su actuación fue valiente y eficaz: primero, atacando a una patrulla de la PT superior en número, logrando neutralizarla. Segundo, cuando se vio presionado por una Sección de la Legión, que son palabras mayores, y aeronaves, aprovechó para exfiltrarse con el apoyo de unos cuantos que se sacrificaron por el resto, actuando heroicamente hasta perder la vida o fueron capturados como así sucedió.

- Cosa muy distinta de la actuación de Marruecos - señaló Patxi, cambiando de tercio – cuyo Ejército se desprestigió hasta el ridículo, empezando por la llegada de la Brigada Mecanizada, curtida en el Golan contra los israelíes, que tardó en llegar mas de un mes dejando un reguero de vehículos por el camino por falta un apoyo logístico en condiciones, continuando por las acciones del FLU que fueron desbaratadas por nosotros y terminando por la “gloriosa”rendición, sin pegar un tiro. de una Compañía Meharista a la pequeña guarnición de nuestro puesto de Mahbes.

- Por eso cuando nos dicen que España cedió el Territorio por miedo a una guerra con Marruecos, me muero de risa – apostilló Zárate.

- Indiscutiblemente, lo de una guerra con Marruecos era impensable - replicó Montejo -, no estaba la situación interna de España, con Franco agonizante y un Gobierno débil, para una decisión de ese tipo, que implicaría involucrar impoprtantes recursos de la Nación. Lo que si era previsible, caso de agravarse el conflicto con Marruecos, es que la inestabilidad y los actos hostiles se ampliarían in aeternum a todas las frontera que teníamos con el país vecino.

- Sobre el tema de los militares marroquíes - y como se empeñaron – intervino Moreno -, me viene a la memoria lo que le ocurrió al entonces capitán Herrero que muchos de vosotros conocéis por sus años en el Sahara y en la Legión. Estando en Melilla, por aquella época, se encontraba desplegado con su Compañía en las proximidades de la frontera y en frente, en el lado marroquí, había una Unidad también del tipo de la que desplegó en el Sahara. Me contó que cuando llegaron venían perfectamente equipados con uniformes de faena de calidad, armamento y vehículos modernos, pues bien, un mes después, sin ninguna logística, se transformó en un autentico desastre en el que los soldados tenían que sobrevivir por su cuenta a costa de los paupérrimos labradores marroquíes de la zona e, incluso, ahí está la gracia, pidiéndonos a nosotros comida y algunos cartuchos de munición para cazar conejos. Así que, como podéis imaginaros, sucedieron muchísimas anécdotas. Hubo una de ellas que era de mear y no echar gota: se había recibido la visita a la posición de un Jefe importante del Estado Mayor de la Comandancia General y estaba Lozano explicando la situación propia y enemiga, cuando se presentó uno de sus Tenientes dándole la novedad que, sobre una casa situada en la zona de nadie entre las dos alambradas fronterizas, habían colocado los marroquíes un centinela que no querían quitar pese a habérsele requerido. El rostro del Jefe que me inspeccionaba se puso rojo y con el ardor guerrero del que se pasa las horas tras una mesa de despacho le conminó a que lo acompañara a la casa citada. Así lo hizo y cuando llegaron a la alambrada a la altura de la casa tomó la iniciativa y se dirigió al centinela:

“- ¡Eh tú!, ¡baja ahora mismo de la casa y vete con tu Unidad!

“- No poder mi Coronel, decir sargento que no mover de aquí.

“- ¡Dile al sargento que venga!

“- ¿Hay alguna forma de pasar la alambrada hacia la casa? – preguntó a Herrero

“- Si, podemos pasar retirando ese caballo de frisiai.

“Entraron y se dirigieron a la casa, a los pocos momentos llegó el sargento marroquí con un fusil de asalto colgado del hombro. Muy obsequioso se dirigió al Coronel con un saludo militar digno de un legionario español:

“- ¡A sus órdenes mi Coronel¡

“- !Quiero que ahora mismo quites el centinela de la casa¡ - le dijo iracundo.

“- No poder, mi Coronel, mi Capitán ordenar.

“-¿Dónde está tu Capitán?

“- Uff...no sé.

“-Entonces, ¡quítalo!

“No había terminado de repetir que no podía cuando, ni corto ni perezoso, el Coronel le largó un puñetazo que lo tiró al suelo. El Sargento, cagándose en la puta madre de su señoría cuya vida guarde Dios muchos años, se levantó descolgando el fusil. Herrero se apresuró a sacar y montar la pistola en prevención de quisiera utilizar su arma, ¡pero no!...tiró el fusil al suelo y cogió varias piedras que empezó a lanzárselas, mientras los nuestros se quitaban de en medio a la carrera para cobijarse en nuestra posición… al llegar allí el Coronel corrido como un macaco le dijo a Herrero que iba a llamar a Caballería para que mandara unos cuantos carros de combate para derribar la casa...El Capitán le hizo ver que no era necesario, que el asunto lo podía resolver fácilmente y así lo hicieron, mandó un pelotón que al llegar a la casa se limitó a pagar unos tiros sobre la puerta con lo que el centinela se tiró de cabeza y salió pitando hacia su posición. Unas horas después vino a verlo un capitán marroquí que juró por sus muertos que lo del centinela era cosa del sargento y que no se volvería a repetir.

La carcajadas de los reunidos nos devolvió la alegría…

-Como el coronel Cortés se ha referido al asunto del ataque marroquí al puesto de Mahbes, donde la pequeña guarnición capturó una Compañía Meharista del Ejército Marroquí sin pegar un tiro – siguió el Coronel Moreno que estaba en vena-, os voy a contaros ese suceso porque, aunque no intervine directamente en la acción, si lo hice cuando finalizó y me mandaron con mi Compañía a recoger los prisioneros marroquíes para trasladarlos a Smara, así que pude enterarme con pelos y señales de lo que ocurrió.

Adiós a las armas (Junio de 1975, Mahbes, Sahara español)

“Antes de nada, para aquellos que no conocéis el Sahara español, el puesto de Mahbes estabasituado en el extremo nordeste del Territorio, aveinticinco kilómetros de la frontera Norte con Marruecos y a unos cuarenta y cinco kilómetros de la Este con Argelia. Aislado en medio de la nada, en la Hamada, llanura pedregosa, con escasísima vegetación y muy pocos pozos de agua, el mas cercano el de Laaran, a unos 18 kilómetros al Norte, con temperaturas que oscilaban entre los cincuenta grados a la sombra por el día y cero grados por la noche, a una distancia de 300 kilómetros de Smara, el primer puesto importante del que podría recibir apoyo, es decir, a casi un día de viaje en un todo terreno.En el aspecto logístico, se aprovisionaba mediante un convoy de camiones, escoltado, cada quince días. La aguada se realizaba cada dos o tres días mediante un camión cisterna. El pan se fabricaba allí mismo y disponían de una pequeña pista de aterrizaje utilizada cada dos días por un DC-3 para llevar el correo.Las familias de los soldados nativos de Tropas Nómadas vivían en un frig a poca distancia del puesto. La verdad, aquello me recordaba muchísimo las posiciones de Igueriben y Annual del desastre del veintiuno…

“El puestoestaba guarnecido ese día con una Compañía de Tropas Nómadas, reducida a una Sección, por el licenciamiento de muchos soldados nativos de cuya lealtad se dudaba tras los recientes sucesos de mayo, en que dos patrullas de Tropas Nómadas desertaron y se pasaron al Polisario reteniendo a oficiales, suboficiales y tropa europeos y matando a un soldado. Disponía, también,de pequeños destacamentos de transmisiones, zapadores, intendencia y especialistas del Ejército del Aire. Dado el peligro inminente de ser atacados por el Ejercito Marroquí o el Polisario, se había reforzado la guarnición con una Sección de la Legión y otra del Regimiento de Infantería Canarias 50, formado por tropa del reemplazo...¡Ah!, no me quiero olvidar del pastor alemán, alegría del puesto e inmejorable centinela…

“La cosa empezó la noche anterior cuando un sargento de Tropas Nómadas informa al Teniente al mando del puesto que había observado trayectorias de balas trazadoras en unas lomas situadas al NE. Como era noche cerrada, el Teniente ordena ocupar las posiciones defensivas construidas alrededor del puesto y efectuá unos disparos de mortero de 120 mm. sobre la zona. Unos minutos después se observa un vehículo con los faros encendidos dirigiéndose hacia al puesto. Se realiza fuego de disuasión con un CSRii y el vehículo da la vuelta y desaparece…

“Con las primeras luces del día siguiente salió la Sección de la Legión a reconocer la zona y comprobó las rodadas dejadas por varios vehículos y esparcidas por el suelo varias vainas de fusil o ametralladora. Con el conocimiento del jefe del puesto continua la Sección su movimiento siguiendo las rodadas en dirección a Marruecos. A las ocho y media un grupo de soldados de Tropas Nómadas informa al Jefe del puesto que una Unidad marroquí motorizada de entidad aproximada a Compañía, con unos cien hombres y varios vehículos (1 Jeep, 4 Land Rovers y 1 camión pesado) y armamento individual y misiles, se haya detenida a unos 700 metros al NO al parecer con la intención de tomar el puesto… El Teniente ordena ocupar rápidamente las posiciones defensivas y a su segundo que vaya a parlamentar con el Capitán marroquí para conminarle a que saliera de territorio español o sería expulsado por la fuerza. El Capitán marroquí resulta ser Jefe de la Compañía 11 del 7º Batallón Meharista de guarnición en el puesto de Saac (Marruecos), a unos cuarenta kilómetros del puesto de Mahbes y, curiosamente, es hermano de uno de los procuradores en Cortes saharauis en Madrid. Dice que tiene ordenes por escrito, del propio Rey de Marruecos, de ocupar el puesto y que otras Compañías de su Batallón ocuparán otros puestos…

“Al regreso del Teniente, el Jefe del puesto ordena máxima alertaa las posiciones y trata de enlazar por radio con la Sección de la Legión, sin éxito. Se pone en contacto radio con su Jefe en Smara para ratificar la orden de defender el puesto (hay que tener en cuenta el ambiente de incertidumbre en ese tiempo con continuas órdenes y contraórdenes en las decisiones de Madrid). Su Jefe le confirmó la órden inicial de defender el puesto. Se intenta poner en contacto radio con la Base Aérea de Gando, en Canarias, para solicitar apoyo de aviones de reconocimiento, por si hubiera más de una Compañía en las proximidades de Mahbes, sin éxito.

“A las diez y media de la mañana se establece contacto radio con la Sección de la Legión que está a unos 125 kilómetros de Mahbes y le informa de la situación. Se decide que regrese, a la máxima velocidad, y que se sitúe a retaguardia de la Unidad marroquí para atacarla desde dos direcciones. Para evitar bajas civiles, se transportan los familiares de los saharauis de Tropas Nómadas unos kilómetros fuera del puesto…

“Se toma, por fin, contacto con la Base Aérea de Gando y les dicen que tienen listos dos F-5 armados. El Teniente Jefe del puesto, les pide aviones de reconocimiento, no armados… Contestan que tardarán un poco porque hay que cambiar la configuración de los aviones para situar cámaras...

“Aparecen por fin los aviones y, enseguida, la Sección de la Legión que, en su vuelta a tumba abierta, tuvo tiempo para capturar una patrulla del Polisario, desplegando a retaguardia de la Compañía marroquí...Se envía desde el puesto un nuevo emisario para conminar al enemigo a entregarse o ser atacado y el Capitán marroquí al ver la Sección de la Legión se rinde rápidamente y pide ser tratados como prisioneros de guerra (cosa que era obvia). Se entregan en total 52 prisioneros ( 1 Capitán, 3 Ayudantes, 5 Sargentos primeros, 11 Sargentos y 16 soldados y en cuanto a armamento y material (4 lanzadores SAM-7, 3 lanzacohetes RPG-7, 1 ametralladora pesada Browing, 35 kalasnikov AK-47, varias armas largas, 3 radios y 1 pistola)...Entre el armamento que la Sección de la Legión capturó a la patrulla del Polisario figuraba una pistola de uno de los oficiales españoles de Tropas Nómadas raptados por ellos el mes anterior…

“A primeras horas de la tarde llegaron 3 helicópteros para recoger al Capitán marroquí y dos de sus oficiales, así como, los misiles SAM-7, que el Ejército español no disponía de ellos...Con estos helicópteros viajaba la TVE y la prensa que hicieron su trabajo sobre el terreno aunque, al parecer, lo publicado después en prensa fue irrelevante.

“Ya avanzada la tarde, llegué con mi Compañía de la VII Bandera de la Legión y una Sección de Tropas Nómadas, para llevarme los prisioneros y el resto del armamento al Aaiun. El personal marroquí sería recluido unos días después en Villa Cisneros hasta su devolución a Marruecos al poco tiempo. Entre los documentos confiscados al Capitán marroquí figuraba una orden de operaciones en la que se decía: “Comunicación del Jefe Supremo del Estado Mayor (se entiende Hassan II) se ordena a cuatro Compañías del 7º Batallón Meharista que ocupen los puestos de Mahbes, Ecdeiria, Hausa y Amegri”…

- Hombre, no se puede ridiculizar al enemigo con el que te enfrentas porque disminuye tu gloria - sentenció el Coronel Marín, tan mirado él- . Creo que el FLU no se portó del todo mal, sino que se lo pregunten a Cortés que se las tuvo con ellos.

- La verdad sea dicha - intervino Cortés -, que la patrulla con la que me tocó enfrentarme era bastante profesional y nos lo puso difícil…

Moros en la costa (cabeza de playa, Aaiun, mayo de 1975).

“Como el Ejercito marroquí, en aquella época, realizaba con frecuencia movimientos de tropas a lo largo de la frontera, sin rebasarla, y se habían producido algunos intentos de infiltración por patrullas del FLU, el Mando propio había decidido desplegar con carácter permanente a varias Compañías de la Legión con la misión de vigilar la frontera e informar en tiempo real de los citados movimientos, así como, impedir la infiltración de grupos que pudieran atentar en nuestro territorio. Mi Compañía, bueno la del Capitán Montejo donde yo estaba destinado, acampaba en la zona de Daora para vigilar todo tiempo la parte comprendida entre Hagunia y el mar con dos Secciones de Fusiles Motorizadas, mientras la tercera Sección de fusiles permanecía en reserva y recuperación junto con la Sección de Armas de Apoyo y el Mando y la PLM de la Compañía. El día de marras, le tocaba a mi Sección vigilar la zona fronteriza entre la costa y la carretera Tarfaya-Daora-Aaiun. Para que os hagáis una idea los que no conocéis la zona os diré que el terreno era complicadísimo: de unos veinte kilómetros de frente, estaba constituido por una cadena de dunas, en toda su anchura, que empezaba en territorio marroquí y continuaba hasta unos cincuenta kilómetros al Sur, Solo se veía interrumpida por un Lago seco lleno de cuevas, la Sebja de Umdeboa, de unos seis por tres kilómetros. y a unos veinte kilómetros al sur discurría, de este a oeste cortando la zona de dunas, la carretera de Aaiun a Cabeza de Playa donde, entre otras instalaciones civiles y militares estaba el importante puerto de Fos Bu Craa. Como podéis suponer, reunía las condiciones ideales para la infiltración y exfiltración de una pequeña patrulla de gente con formación militar y conocimiento del desierto, como era el caso del FLU, integrado por saharauis con mandos marroquíes.

“Sobre las nueve de la mañana recibimos una llamada radio del Capitán para toda la malla de la Compañía en la que nos informaba que una patrulla del FLU, que se había infiltrado de noche en nuestro territorio, fue localizada y perseguida por la Policía Territorial en las proximidades de Cabeza de Playa, sobre las 05:00 horas, habiendo huido hacia el Norte a través de las dunas. No pudieron precisar la entidad del enemigo por la oscuridad reinante pero estimaban que por los orígenes de fuego observados serían de unos cinco o seis. El Capìtan Montejo calculaba que la entidad de la Patrulla enemiga, por propia experiencia, era de unos diez hombres armados con fusiles de asalto, uno o dos fusiles ametralladores y alguna RPG, habían dispuesto de dos horas de oscuridad para huir hacia el Norte con lo que habrían recorrido unos diez kilómetros, posteriormente, con la luz del día o bien, habría continuado marchando con mas precauciones lo que la situaría cerca de donde yo estaba con mi Sección o se había ocultado en las cuevas de Umdeboa o enterrado en las dunas en espera de la noche siguiente para exfiltrarse. Me ordenaba que con mi Sección me dirigiera rápidamente hacia el Sur y capturara la patrulla enemiga, mientras él con las dos Secciones restantes cerraría la frontera y me apoyaría con fuego y maniobra, si fuera necesario.

Sin mas dilación, reuní la Sección y le explique a todos la situación, mi idea de maniobra y como llevarla a cabo, resaltando que no hicieran alardes inútiles de valor, se atuvieran a las órdenes de sus mandos respectivos, recalcándoles que se trataba de capturar a la patrulla enemiga, destruyéndola solo en caso que no pudiera realizarse la primera opción. Desplegamos para el rastrilleo apoyando el flanco izquierdo en la orilla de la Sebja, con dos Pelotones en primer escalón en guerrilla, con distancias aumentadas y el tercero, a retaguardia, en condiciones de acudir rápidamente para poder maniobrar por cualquiera de los flancos, Yo, con el Pelotón de armas de Apoyo, me situé en el incentro del triángulo. Iniciamos el penoso movimiento por las dunas a pie a los pocos minutos. Aunque el calor empezaba a notarse, mis Pelotones marchaban a buen ritmo y a los legionarios se les veía de muy buen humor, pese a que era la primera vez que muchos de ellos y, yo mismo, íbamos a entrar en combate, disipando mis preocupaciones. Cuando habríamos recorrido unos dos kilómetros, oí unos disparos a mi izquierda y recibí la llamada del Jefe de Pelotón desplegado por allí que habían descubierto una pareja de guerrilleros enterrados en las dunas y que los había capturado. Mandé alto a la Sección y le ordené que que mandara a los prisioneros a los que interrogué y me dijeron, en español (eran saharauis de nuestra zona), que otros tres de los suyos estaban en la linea de dunas a su retaguardia y el teniente con otros cinco, marchaba como a un kilómetro a nuestra derecha. Dejé una ametralladora ligera al primer Pelotón y le ordené que capturara a los tres restantes y, cuando lo hiciera, se situara en segundo escalón como reserva orientado hacia el flanco derecho. Por mi parte, y ordené un cambio de frente en despliegue de la Sección para formar en cuña inversa en dirección al flanco derecho, donde se preveía el contacto con el núcleo enemigo. En el momento que iniciamos el avance en la nueva dirección recibimos nutrido fuego de ametralladora y algún que otro fusil de asalto desde una alta duna situada en nuestro flanco derecho, a cosa de unos cien metros, hiriendo en una pierna a uno de mis legionario. Mientras se le le hacia una cura de urgencia, dejé al herido a cargo de los dos prisioneros y con mi ametralladora ligera y el mortero me adelanté para apoyar el avance. Tomamos contacto por el fuego con el enemigo que disponía de dos fusiles ametralladores y no se amedrentaba ante nuestro avance. Hicimos alto intentando localizar los orígenes de fuego para batirlos convenientemente. Como el enemigo continuaba haciendo fuego con bastante precisión, decidí hacer una maniobra para tratar de envolverlo por uno de sus flancos y así se lo comuniqué a los dos Jefes de Pelotón, así que uno de los Pelotones quedó en posición haciendo fuego sobre el enemigo localizado, mientras el otro , dando un rodeo se situó al flanco enemigo, alcanzando una posición desde la cual reanudó el fuego. Creí que al verse atacado desde dos direcciones se rendirían, pero no, continuaron haciendo fuego aunque de menor intensidad. No creí necesario asaltar la posición enemiga para evitar el mayor número posible de bajas propias. Así que seguimos batiéndolo por el fuego, hasta que muy debilitado el enemigo se rindió. Solo un marroquí se levantó con la manos en alto el resto, incluido el Teniente que los mandaba, estaban heridos o muertos. En ese momento, me comunicó el Jefe del Pelotón que se quedó a capturar el otro núcleo, que ya lo había reducido, sin novedad. Le ordené que se incorporara a mi posición, comprobando que el enemigo había dejado dos muertos, tres heridos y seis prisioneros, mientras mi Sección solo dos heridos. Preparamos los heridos y muertos para su evacuación al Aaiun y me puse en contacto radio con el Capitán para darle novedades. Me ordenó incorporarme a mi puesto en el despliegue de la Compañía, que ya estaba cerrado la frontera, por si producía una represalia por parte de Marruecos y me mandó la ambulancia y un vehículo para trasladar a los heridos y prisioneros y otro para todo el armamento y material, por cierto muy moderno, que se le capturó al enemigo.

“Cuando llegué al lugar donde se encontraba el Capitán formé la Sección como en los mejores actos y le dí novedades. Se me acercó y me dió un abrazo y fue saludando y felicitando a todos mis legionarios. Tengo que decir que hasta ese momento no había tenido tiempo de tener miedo, en cambio, me dio un subidón la adrenalina y me entraron ganas de saltar de alegría.

iCaballo de frisia es una puerta de madera o hierro forrado de alambre de espino que da continuidad a la alambrada que se puede abrir para dar paso.

iiCSR, cañón sin retroceso, un arma contracarro y vehículos en general.


Capítulo 5

 

Adiós con el corazón (Almería, 201X)

- Esa fue nuestra principal acción de guerra – informó Montejo, refiriéndose a la captura de la patrulla del FLU por la Sección del Teniente Cortés -. Después, hasta el anuncio de la Marcha Verde, continuamos con nuestra misión de vigilancia de frontera localizando y dispersando por el fuego algunas partidas que intentaban infiltrarse sin ninguna baja por nuestra parte y algunas por la de ellos. Los Polisarios no los vimos aparecer por nuestra zona nunca. El cuatrimestre “oscuro”, que va desde que se inició la Marcha Verde hasta la entrega a Marruecos del último reducto español, lo pasamos desplegados en la posición que defendía, sin idea de retroceso, el Aaiun, conteniendo la Marcha Verde, realizando acciones de control de la población nativa y protección de los civiles europeos, mientras se iban replegando las Unidades que guarnecían los distintos puestos del interior y lo mas desagradable asistiendo atónitos, pues fuimos de los últimos en embarcar para Canarias, al arriado de nuestra bandera y el izado de la marroquí en las distintas dependencias militares, durante el proceso de transferencia de las administraciones.

- El general Montejo, que es una persona muy circunspecta, ha calificado a ese periodo de tiempo como “oscuro”, yo – intervino el coronel Cortés -, que no lo soy tanto – risas cómplices de la concurrencia que sabía de que pie cojeaba -, diría: “ominoso”, porque el poder político escribió una de las páginas mas nefastas de la reciente historia de España, traicionando los compromisos contraídos con el pueblo saharaui, tantas veces y en tantos foros alardeados, ante el infantil chantaje de un reyezuelo tercermundista. Tampoco olvido la sarta de mentiras que nos contaron todos para justificar su cobardía, su venalidad o su debilidad. Podía empezar ahora a enumerarlas y me pasaría el día entero contándolas, así que voy a señalar solo unas cuantas: primera, como es bien conocido, entre los compromisos que teníamos con los saharauis y la ONU, como Potencia Administradora, figuraba el garantizar la seguridad del Territorio durante el proceso de descolonización, pues bien, una decena de días después del anuncio por parte del Rey Hassan II que se llevaría a cabo la Marcha Verde y unos veinte antes de que se llevara a efecto, se ordenó el abandono de puestos importantes tanto en el Norte (Hausa, Echedeiria, Mahbes, etc.) como en el Sur (Auser y Bir Nzaran), permitiendo que los puestos abandonados del norte fueran ocupados por Marruecos. Segunda mentira, la farsa de la Marcha Verde porque cuando estábamos desplegados para contenerla y evitar la infiltración del FLU que vendría camuflado entra la masa, los marchantes cruzaron nuestra frontera y se detuvieron a unos diez kilómetros ante nuestras alambradas que protegían los campos de minas – por cierto, sin minas que se había ordenado retirar - donde se mantuvieron tranquilamente sentados en actitud de espera, dejándonos el convencimiento de que los dos Gobiernos habían pactado tal patraña para salvar la cara del Sátrapa marroquí. Todavía me acuerdo lo que me dijo el guasón del sargento Menor cuando estábamos desplegados frente a la ingente masa de “peregrinos” en la zona de dunas: “mi Teniente, no se preocupe nos meten la puntita nada más”. Para no cansaros, la ultima, la mas vergonzosa, la soflama que nos largó el nuevo Jefe del Estado en funciones cuando, de visita en el Aaiun cuatro días antes de la Marcha Verde, en una reunión en la que asistimos unos 500 oficiales y suboficiales en el Casino Militar donde afirmó con rotundidad que” España cumpliría sus compromisos y protegería los legítimos derechos de la población civil saharaui y que se haría lo necesario para que el Ejército conservase intacto su prestigio y honor”, cuando sabía perfectamente que nuestro Gobierno ya había decidido entregar al Sahara a Marruecos y él mismo estaba de acuerdo, como se confirmó unos diez días después.

Se hizo un silencio que se cortaba. Las invectivas de Cortés sobre el Rey pusieron incomoda a la concurrencia. Me rebullí en mi asiento presagiando lío inminente y mostré una sonrisa falsa al Teniente General como diciéndole que la sangre no llegaría al río.

- Yo, que te admiro profundamente como militar pero que estoy a varios años luz de tu forma de pensar en política rompió el hielo el coronel Marín, hombre moderado de exquisitos modales y monárquico hasta las tracas - no tengo mas remedio que estar en desacuerdo contigo con lo que has dicho de nuestro Rey. No tiene sentido que nos visitara solo para contarnos una mentira que lo pondría en evidencia en pocos días. Estoy convencido que en ese momento nuestro Rey, que llevaba solo unas jornadas de Jefe de Estado en funciones, no conocía todos los manejos secretos del Gobierno en esta materia y, como demócrata, estaba por la solución del Secretario General de la ONU: finalizar nuestra presencia en el Sahara, dejando un pequeño contingente militar bajo la administración de la Comunidad Internacional que terminara el proceso de descolonización. Desde ese punto de vista y con la sensibilidad militar que tenía el que, como nos dijo, quería ser el primer soldado de España, realizó la visita como compañero que conocía la incertidumbre que vivíamos la guarnición por las últimas órdenes recibidas, especialmente, el abandono de puestos dentro del Sahara y su ocupación por las FAR marroquíes para tranquilizarnos expresándonos su apoyo y dando la impresión que reconduciría la situación a lo establecido por la ONU. Después, por ciertos imponderables internos y externos de gran calado, en los que se ponía en peligro la paz con Marruecos, el apoyo político de las grandes potencias para el nuevo régimen que se vislumbraba, su inserción en organizaciones internacionales, el desarrollo económico de nuestra nación, entre otras cosas, el Gobierno adoptó como mal menor la solución de la entrega del Sahara a Marruecos que no nos gustó a los militares que tantos lazos de amistad y confianza mutua habíamos establecido con el pueblo saharaui desde casi un siglo.

- Precioso discurso – respondió irónico Cortés, mas anarcoide que Malatesta -, pero alejado de la realidad. Para mayor abundamiento, os recuerdo que un mes antes de anunciarse por Hassan II la Marcha Verde y con motivo de la celebración del cincuenta aniversario de la fundación de la Legión, el 20 de Septiembre, recibimos en el Tercio la visita de ex ministro Fernández Cuesta, del Alcalde de Málaga, Utrera y del Subsecretario de Agricultura Yuste. Pues bien, deseosos de conocer la vida de nuestras Unidades en campaña pidieron al Coronel que los dejara participar en alguna misión rutinaria. Les fue concedida y vestidos con uniforme legionario participaron con la 7ª Compañía en una misión de patrulla que los condujo hasta la frontera donde pudieron ver al otro lado Unidades marroquíes. A la vuelta al Acuartelamiento el Sr. Yuste, imbuido del ardor guerrero, le expresó al Capitán su satisfacción por el estado operativo de la Unidad y en un aparte, se condolió que el Sahara estuviera ya entregado a Marruecos. Si eso lo sabía un simple subsecretario de Agricultura y no el Jefe del Estado y tampoco conocía que habíamos abandonado los puestos de la zona Noreste ocupados, posteriormente, por fuerzas militares marroquíes con el beneplácito del Mando propio y que se estaban produciendo combates, unos días antes de su llegada, en territorio sahariano entre fuerzas marroquíes y unidades del Polisario, sin que interviniéramos, es que era un pasmarote o se lo hacía. Comprendo con ternura que quieras disculpar al Rey por tus afinidades políticas, pero los hechos son los hechos, sin embargo, te voy a dar el beneficio de la duda pero lo que no voy a hacer es disculpar al Gobierno por su decisión entreguista basada en unas razones críticas de seguridad nacional, políticas y económicas que ponían en grave peligro a España. Seamos claros, aquí hubo un chantaje continuado de Marruecos que empezó con el anuncio de la Marcha Verde por Hassan II; siguió, días mas tarde ante el enviado de nuestro gobierno a Rabat, el adicto Solís, al que se le dejó claro que no retrasarían la fecha de iniciación de la marcha; continuó, con la llegada del primer ministro, marroquí a Madrid al día siguiente del discurso en Aaiun del Jefe del Estado en funciones, para protestar por el contenido del mismo al no ajustarse a lo que se había pactado y confirmar que la marcha no se detendría; prosiguió el mismo día en que los marchantes entraron en nuestro territorio por el ministro marroquí de Información que amenazó la prosecución de la marcha sino se iniciaba inmediatamente el proceso de entrega entre administraciones y terminó con la visita, al día siguiente, de nuestro Ministro de la Presidencia a Rabat, donde se le dio un ultimátum por parte de los marroquíes aceptando con las orejas bajas entregar inmediatamente el Sahara.

Como conocía muy bien a Cortés sabía que era muy difícil discutir con él porque el tío era muy avispado, ocurrente e irónico y con ese punto de mala leche que caracteriza a los buenos polemistas.

- Pero además del chantaje del moro, hubo otro emocional por parte de los partidarios de la entrega del Sahara a Marruecos en el Gobierno español que, salvo unos pocos ministros como el del Ejército y el de Exteriores, eran entreguistas, como también lo era el Alto Estado Mayor. Ese chantaje emocional se ejercía difundiendo especies tales como el altísimo riesgo de infligir miles de bajas civiles para parar la Marcha Verde, con la repercusión internacional que tendría contra España (pérdida del apoyo de EEUU, con el que se estaba pactando la renovación de los Acuerdos bilaterales, sanciones internacionales a España, cortes del suministro de hidrocarburos por los países árabes, negación de apoyos para la entrada en las Comunidades Europeas...etc, etc.), flameando desaforadamente el espantajo de una inminente guerra con Marruecos que afectaría no sólo al Sahara sino a Melilla, Ceuta y Canarias – se detuvo un momento Cortés y recorrió con su mirada a toda la concurrencia -. Todo, absolutamente todo, falso. Ni la marcha estaba constituida por patriotas marroquíes, sino por gentes sin oficio ni beneficio cazados a lazo que en cuanto oyeran sobre sus cabezas unas pasadas de avión, varias descargas de fusil y algunas barreras de Artillería con proyectiles fumígenos, habrían retrocedido en estampida creándole un verdadero problema al Rey de Marruecos. Ni a EEUU, inmerso como estaba en la guerra fría, le importaba un comino el asunto del Sahara donde no había confrontación con la URSS, ni hubiera denunciado los acuerdos bilaterales con España que si les interesaban para su estrategia global. Claro que les venía bien que España y Marruecos, ambos aliados suyos, llegaran a un acuerdo pero también aceptarían la solución ONU al conflicto. Solución que hubiera agradado también a las grandes potencias y a los países árabes. Por último, la trola mas descomunal: la inminente guerra con Marruecos, cuando este país era el que mas podía perder en una confrontación bélica con nosotros por eso siempre tuvo muy buen cuidado de no provocar situaciones que pudieran considerarse casus belli o provocara una reacción militar nuestra. Como sabéis nunca las FAR cruzaron la frontera del Sahara (salvo el caso del intento de ocupación de Mahbes con una Compañía Meharista porque creyeron erróneamente que habíamos abandonado el puesto). Siempre se escudó en el Ejercito de Liberación del Sahara (FLU), constituido por saharauis, para realizar acciones bélicas en nuestro territorio.

- Cuando dije lo de cuatrimestre oscuro – intervino Montejo – me refería a un tiempo en que los mandos de pequeñas unidades recibíamos órdenes inverosímiles, en muchos casos incompletas y contraórdenes que nos obligaron a tomar decisiones a título personal por propio honor y espíritu. De todos modos me alegro de haber precipitado esta especie de terapia de grupo para militares ex saharianos donde se han soltado pensamientos y sentimientos que llevábamos mucho tiempo atrapados en el alma.

- Tengo que decir al respecto – Cortés estaba en vena – que en ese periodo en que recibíamos ordenes muy difíciles de cumplir, aislados y lejos de la Unidad superior que pudiera apoyarnos, sin saber muchas veces contra quién teníamos que luchar, fueron los capitanes de Compañía los que con su iniciativa, valor, espíritu legionario y sentido del deber sostuvieron la disciplina, y la moral de sus respectivas unidades. Para muestra, un botón, el mismo día de la Marcha Verde, me encontraba desplegado con mi Compañía y el resto de mi Bandera en la posición defensiva Lince cuando….

La puntita nada más (noviembre de 1975, Daora, Sahara)

El Teniente Coronel Jefe de la Bandera se acercó al Puesto de Mando de mi Compañía donde me encontraba con mi capitán y después de devolver los saludos nos dijo:

- Montejo , nos informa nuestro Grupo de Caballería , desplegado en la Línea de Vigilancia que una marea humana se está concentrando en las proximidades de la alambrada fronteriza, mientras zapadores marroquíes de paisano están abriendo varios pasillos para que pasen. Como el frente de la marcha es mas amplio de lo esperado hay taponar el hueco al Oeste de la Sebja de Um Deboa, para evitar que una parte de la marcha penetre por esa dirección, te doy la siguiente misión: salir inmediatamente hacía allí, relevar a la patrulla del Grupo de Caballería que se encuentra en la zona e impedir que a la Marcha cruce esa línea. Solo se autoriza capturar al personal militar armado que acompañe a los civiles si trataran hacer uso de sus armas contra nosotros. ¡¡¡Importantísimo!!!, prohibido hacer fuego sobre civiles. Permanecerás en esa posición hasta nueva orden.

- A sus órdenes mi Teniente Coronel, repasando por si se me ha olvidado algo: salgo con los ciento y pico hombres de mi Compañía inmediatamente y me enfrento a una masa de varios miles de efervescidos civiles haciendo uso de los fusiles como garrotes – respondió con sorna mi Capitán en perfecta posición de primer tiempo de saludo -.

- Déjate de coñas, Montejo, todos estamos en las mismas, así que vete cagando leches y búscate la vida para cumplir la misión – replicó el Teniente Coronel.

Cuando llegamos, despedimos a la patrulla del Grupo de Caballería y adoptamos el despliegue que teníamos preparado en la Compañía para enfrentarnos a una masa, el de los viejos Tercios de Flandes, formación cerrada en línea hombro con hombro, donde nuestras bayonetas sustituirían a las picas y las ametralladoras, a los arcabuces, situándolas a retaguardia, para que hicieran fuego disuasorio sobre nuestras cabezas, si fuera necesario, sin peligro para la masa de civiles y con cierto riesgo los escudos humanos que seríamos nosotros.

No hizo falta adoptar ninguna medida porque la cabeza de la marcha se detuvo a unos cincuenta metros de nosotros y comenzaron a reunirse en círculos, montar pequeñas jaimas, cantar, hacer el té, rezar y los mas descarados pedirnos comida..

- Estoy de acuerdo con lo que dices de los capitanes – comentó Moreno – en algunos casos se pasaron por el forro algunas órdenes que consideraron vergonzantes como sucedió con el de mi Compañía cuando abandonamos Smara…

27 de noviembre de 1975, Smara (Sahara)

Los efectivos de la VII Bandera y resto de personal militar recibieron orden de abandonar el puesto de Smara y replegarse sobre el Aaiun. El Jefe de la Bandera ordenó a mi Capitán que permaneciera en el puesto hasta tres horas después de la salida de la guarnición para entregar las instalaciones a la Unidad marroquí que las ocuparía, mediante un acto militar en el que formarían conjuntamente, arriando la bandera española e izando la marroquí. Después la Compañía se trasladaría al Aaiun en una marcha táctica para protegerse de posibles ataques del FLU o del Polisario.

- Mi Teniente Coronel -dijo indignado mi Capitán -, considero una afrenta a España y a la Legión arriar nuestra bandera frente a una Unidad marroquí que, hasta hace unas horas, se cagaba en los pantalones cuando nos veían desplegar y combatir…

- Lo sé pero es una orden y La Legión cumple disciplinadamente lo que el Mando ordena. Te recuerdo lo que dijo Franco cuando era Director de la Academia General Militar y todos sabemos de memoria : “¡Disciplina!, que reviste su verdadero valor cuando el pensamiento aconseja lo contrario de lo que se nos manda, cuando el corazón pugna por levantarse en íntima rebeldía, o cuando la arbitrariedad o el error van unidos a la acción del mando». Así que cumple lo que se te ordena aunque sea con la nariz tapada, ¡estamos!

Mi Capitán, saludó militarmente y se limitó a contestar el consabido “a sus órdenes”. Dos horas después que saliera la columna hacia el Aaiun, desobedeciendo la orden recibida y antes de que llegara la Unidad marroquí, mandó formar la Compañía frente a la bandera, presentar armas y arriar bandera por ultima vez en un puesto tan emblemático como Smara. El toque de cornetín característico de la Legión hizo estragos en nuestro corazones. Vi muchos legionarios veteranos con el rostro fruncido y algunos dejaron escapar lágrimas de impotencia. El Capitán finalizó el acto con una arenga legionaria:

“Caballeros legionarios, en cumplimiento de las órdenes recibidas la Bandera emprende la marcha a el Aaiun dejando este acuartelamiento en que durante tantos años se ha forjado su espíritu y acreditado su disciplina. Nos aguardan nuevos afanes y honrosas misiones a la altura de las que a la Legión le corresponden y donde habrá sobrada ocasión de cumplir nuestro Credo Legionario hasta sus últimos extremos. Os exhorto a mantenernos en la línea que tanto prestigio ha proporcionado a esta Unidad y en la seguridad que así lo haréis por última vez en Smara”.

Legionarios, con el gorro en la mano izquierda y el brazo en alto, gritad conmigo:

¡ Viva España!, ¡Viva La Legión!, ¡Viva la Séptima Bandera “Valenzuela”

Estas sencillas palabras enardecieron a los que unos minutos antes estaban francamente hundidos en su moral.

Se despejó la explanada a paso ligero ocupando cada unidad su puesto táctico para la marcha hacia el Aaiun que se inició antes de que llegara la unidad marroquí. Cuando finalizamos la marcha y entramos en Sidi Buya, presentó la Compañía al Teniente Coronel y le dio novedades. Después, ordenó retirar la Compañía a sus locales e instalaciones. Se de buena tinta que el Capitán hizo un aparte con su Jefe para comunicarle que había incumplido la orden de entregar el puesto a los marroquíes. y este, con una sonrisa, le dijo algo así como: “no me esperaba menos de ti”.

-Coincidí con tu Capitán cuando eramos tenientes en la VIII Bandera – comentó Montejo – y siempre me pareció un gran militar. En cuanto a lo que se ha dicho de que algunas veces no sabíamos quien era el enemigo a combatir tengo que aclarar que los que no lo tenían claro eran los altos mandos porque nosotros sabíamos perfectamente que, pese a las acciones del Polisario. Nuestro auténtico enemigo era Marruecos. Recuerdo que…

21 de diciembre de 1975 ( Aaiun, Sahara)

El 21 de diciembre de 1975, no quedaba en Aaiun ninguna Unidad porque todas habían sido replegadas sobre Cabeza de Playa donde serían embarcadas rumbo a España, solo una Compañía del Tercio 3 permanecía en la ciudad para proteger a la población civil española que no había sido evacuada todavía y controlar los barrios de Corominas y Jatarrambla donde residía un importante grupo de población nativa que, pese a que las Unidades marroquíes estaban ocupando el Aaiun, no había huido hacia el desierto. En un momento determinado elementos de la Compañía de la Legión capturan a una pequeña patrulla del Polisario que estaba hostigando a las fuerzas marroquíes y la presentan al Capitán. Se trata de dos saharauis con el uniforme de Tropas Nómadas que se mueven en un vehículo todo terreno. Cuando el Capitán se dirige a ellos para interrogarlos los dos saharauis se colocan el el primer tiempo del saludo militar:

- A sus órdenes mi capitán se presenta el cabo Muley y el soldado Akram del Frente Polisario. Nosotros amigos de españoles luchar contra el Ejército Marroquí.

El Capitán que tenía órdenes de entregar a los del Polisario al Ejército Marroquí, incumple las ordenes y no solo les facilita la huida sino que les proporciona varias petacas de combustible para que puedan hacerlo.

Horas después, el Capitán fue a dar novedades del día al General Gobernador y le contó su actuación con el Polisario. El General, desalentado, le dijo una frase lapidaria:

“- Si te digo la verdad, no sé quien es el enemigo. Hasta julio del 75 era el Polisario. Se hace el intercambio de prisioneros con ellos y tras la declaración que hicieron en París, volvemos a ser amigos del alma, así que Marruecos y sus infiltrados se convierten en nuestro enemigo. A partir del 16 de octubre con el anuncio de la Marcha Verde y la evacuación del Territorio ordenada seis días antes, otra vez se convierte el Polisario en nuestro enemigo y hay que controlar a los saharauis. Por todo esto actúa según tu propio honor y espíritu que yo te respaldaré”.

El general Montojo, como más antiguo de los destinados en el Sahara con gran ascendiente sobre nosotros, quiso cerrar el tema:

- Creo que nuestra conversación sobre el conflicto del Sahara ha tenido efectos terapéuticos sobre los que allí estuvimos o los que lo vivieron a través de sus padres al exteriorizar nuestros sentimientos mas profundos que, por miedo a reconocer nuestra propia vulnerabilidad o por vergüenza, hemos mantenido ocultos. De alguna manera me siento liberado de esta espina. Sería bueno, para terminar, hacer como cuando realizamos un ejercicio táctico un juicio crítico que comenzaré yo y espero la aportación vuestra.

“Empecé viviendo una experiencia traumática, aireada en aquellos momentos por el grupo de saharauis procedentes de Marruecos, fundadores del Polisario tres años después y que, hoy en día, está en las páginas de internet de muchas organizaciones pro saharuis, de izquierda o separatistas españoles que, en mi criterio, fue clave para el desarrollo de lo que sucedió años después: la Manifestación de Zemla, también conocida como Jattarrambla, de 1970. En mi criterio, fue el comienzo del coonflicto.

“Me parece que de lo que sucedió después se pueda descargar toda la responsabilidad en el Polisario, aunque tuviera mucha, porque había otros actores también responsables: Marruecos y España. Marruecos, por boca del partido nacionalista Istiqlal, desde su independencia, acariciaba el sueño del Gran Marruecos incluyendo partes de Argelia, el Sahara occidental y de Mauritania. Hassan II, un pícaro donde los haya, utilizando la treta tan común entre gobernantes autoritarios de desviar la atención de los problemas internos de su país, graves, hasta el punto que sufrió un atentado en el año 72 cuando viajaba en su avión a cargo de varios cazas de su Ejército del Aire del que salió ileso de puro milagro y que dió paso a una tremenda represión, decidió buscar un objetivo exterior que uniera al pueblo con su persona y no encontró nada mejor que hacerse con nuestro Sahara pensando, quizás, que España bastantes problemas políticos tenía en el interior y exterior, con un Jefe de Estado senil y después agonizante, para quemarse en una guerra, además, mataba otro pájaro del mismo tiro: apoderarse de los recursos del Sahara en fosfatos, que se estaba volviendo un incomodo rival para su econocmía basada, grandemente, en este producto y la pesca del importantísimo banco sahariano...

“Para ello, presionó política, diplomática y militarmente. Política y diplomática-mente, contando con el apoyo de EEUU y Francia, con una campaña en la ONU y Tribunal de la Haya sobre su derecho al Sahara español y como militarmente no tenía entidad para enfrentarse a nosotros, utillizando la estrategia que tanto éxito le dió, en la Guerra de Ifni del 58, presión militar en la frontera, sin llegar al enfrentamiento y acciones de sabotaje en el interior del Territorio, por medio de un supuesto Ejército de Liberación del Sahara, el FLU. Desafortunadamente para él la mayoría de acciones guerrilleras del FLU en su mayoría fueron abortadas por nuestras Unidades, capturándolos o expulsándolos del Territorio. Las Fuerzas Armadas Reales se limitaron a realizar movimientos por la frontera y ocupar puestos que creían que habiamos abandonado, con alguna sorpresa como la de Mahbes en que la guarnición del puesto y el refuerzo de la Legión capturaron a una Compañía Meharista sin disparar un tiro. Lo verdaderamente sorprendente fue la Marcha Verde, un invento donde los haya, propia de una mente retorcida como la de Hassan II, con la que logró su objetivo, cuando le habían fallado todos los frentes de lucha: judicial (revés del Tribunal de la Haya), diplomático (tener la ONU en contra) y militar.

“España tampoco se lució. En principio, trató de colaborar con la ONU en la descolonización, pero con la fuerte inversión en la extracción de fosfatos y los frutos que estaba obteniendo con su explotación a partir de 1973, dilató el cumplimiento de los mandatos de la ONU en materia de descolonización. Al mismo tiempo, desarrolló una política en el territorio tan nefasta que consiguió enemistar a propios y extraños. Caso paradigmático fue el de Bassiri y su grupo de nacionalistas moderados que, en vez de utilizarlos en su beneficio, los radicalizó en su contra, favoreciendo a los chiuj y notables de las tribus que se lucraban con España y creando de tapadillo un partido político, el PUNS, para contrarrestar la acción del grupo nacionalista, de lo mas estrambótico, cuyo jefe terminó llevandose la caja y largándose a Marruecos…

- Has dicho muchas cosas que no sabía - intervino el coronel Cortés – , porque me incorporé, como sabes, a tu Compañía en el Tercio 3 en Aaiun en verano del 74 y me gustaría que nos las aclararas. Por lo que dices de Bassiri, creo entender que el problema de la desestabilización del Saharase se inició con él. ¿Es así?

- En linea con lo que preguntas -intervino Medina -, cuando fui a los campamentos de Tinduf con un grupo de periodistas internacionales, sin el famoso actor que cita Patxi , hace cosa de dos meses, nos recibieron en el mas puro estilo comunista cubano con un larguísimo briefing, donde, entre otras cosas, nos contaron una breve historia, de casi una hora, del Polisario en la que resaltaron como hito fundamental la famosa manifestación del 70, vendiendo la versión de que la Legión masacró a los manifestantes saharauis y, después de detener a Bassiri y troturarlo, lo asesinó y enterró en lugar desconocido. A partir de ahí, confirmaron que no podían fiarse de España y que la independencia solo la lograrían por las armas y con el apoyo de Argelia y Libia, comenzaando una campaña informativa contra España en el exterior, por medio de Argelia y en el interior entre el personal saharaui de las ciudades, nómadas del interior y, especialmente, Unidades de la Policía Territorial y Agrupación de Tropas Nómadas, con mayoría de nativos.

- Desde luego, ese fue el punto de inflexión en la situación -contestó Montejo -. Los errores cometidos por el gobierno del Sahara, me imagino que sigiendo ordenes de Madrid, fueron innumerables y todos de peso. Primero, no hacer ni puñetero caso a la carta abierta que mandó Basiri a la prensa y el comunicado posterior que entregó al General Gobernador del Sahara donde, en terminos amistosos con España y sus autoridades, expresaban el deseo de obtener la independencia bajo su tutela, a largo plazo, entre diez y quince años, sin injerencia exterior, cosa que no recibió la menor consideración por nuestras autoridades. Segundo, montar una manifestación trampa de apoyo a nuestra política, como si la hubieran organizado los notables saharauis, que fue contestada, el mismo día, con otra, también multitudinaria promovida por el grupo de Bassiri. Tercera, mandar una Compañía de Legión, en la que yo mandaba una de las Secciones, que estaba mentalizada, equipada y adiestrada para la guerra no para disolver manifestaciones, cuando la Policía Territorial se mostró impotente para hacerlo. Cuarto, detener un número importante de jovenes activistas, los que no tuvieron tiempo de huir, juzgarlos y encarcelarlos fuera del territorio durante un año y, especialmente, la detención de Bassiri y su expulsión a Marruecos, de donde era originario, dejando el movimiento en manos de los más radicales como Brahim Gali, muy próximos a la Argelia comunista y la Libia del Gadafi…

“Este suceso cambió la historia. Una historia de amistad entre saharauis y españoles. Pero tampoco nos equivoquemos, la amistad era, fundamentalmente, entre los españoles del ejército y policía destinados en el territorio y los saharauis nómadas que se beneficiaban del apoyo que les prestábamos en todos los órdenes: alimentación, sanidad, etc. En las ciudades era otro cantar, gentes desarraigadas muchos procedentes de países vecinos o jóvenes saharauis con empleos, mas politizados, la relación era escasa. Perdonar el inciso, pero ahora me hace mucha gracia cuando se habla de la extraordinaria amistad entre los pueblos saharaui y español. ¡Qué estupidez!, los españoles, en general, no tenían ni idea de quienes eran los saharauis salvo algún ilustrado o quienes tuvieran algún familiar militar profesional o haciendo el servicio militar allí. A los saharauis los han puesto en el candelero famosillos comunistoides e independentistas, por la parte que les toca…

- Y ¿qué hay de la masacre de saharauis por los legionarios en la manifestación del 70 y la desaparición de Bassiri? -siguió interrogando Cortés.

- Eso es una mentira y una estupidez. No lo digo yo, que estuve implicado directamente, lo confirman varios historiadores serios que han investigado a fondo el asunto: hubo dos muertos y dos decenas de heridos. Allí no se disparó a una multitud desarmada, allí se intentó disolver una masa enardecida por su éxito en repeler a los escasos policías territoriales que lo habían intentado. Para vuestro conocimiento os diré que como ese día era festivo, soló se contaba en el Tercio con una Sección de Retén de la 6ª, que yo mandaba y para completar el resto hubo que echar mano de oficiales y suboficiales de servicio, rancheros, sanitarios y personal diverso que se encontraba en Sidi Buya, poniéndose al mando el Capitán de Cuartel. Cuando llegó la Compañía al lugar de la manifestación y formamos para controlarla comprobamos que habían colocado al frente a mujeres y niños, mientras los mas revoltosos se situaron detrás lanzando una nube de piedras que abatió a uno de los tenientes. Varios legionarios, acosados, sin orden para ello, realizaron unos disparos al aire para defenderse, con la mala fortuna que causaron algunas bajas entre los manifestantes, bien por heridas de bala, las mínimas, y más por la estampida de la masa de saharauis. Como podéis suponer, si la Compañía hubiera disparado intencionadamente a la multitud el numero de muertos no habría bajado de varios centenares…

“...Por otra parte, el asesinato y desparición de Bassiri por parte del pelotón de la Legión que lo escoltaba cuando lo trasladaban a Marruecos, es otra estupidez, ¿cabe en alguna cabeza normal pensar que alguno de nosotros es capaz de asesinar impunemente a una persona indefensa? ¿qué clase de psicópatas seríamos? Lo que sucedió, realmente, es que un teniente de la Policía Territorial lo condujo hasta la frontera de Marruecos con la escolta de un pelotón de legionarios que fueron testigos de como el teniente al llegar le le dió agua y víveres suficientes para una semana y le comunicó que de orden del Gobernador se le prohibía la estancia en nuestro territorio, so pena de recibir una dura condena de carcel. Curiosamente, antes de regresar, observaron como un vehiculo todoterreno civil lo recogía ya adentrado en Marruecos y se dirigía hacia el norte. ¿Alguien puede imaginar que en cuarenta y tantos años desde aquel suceso no se habría ido alguno de la boca de haber sucedido algo irregular?

- ¿Cómo terminó la situación deteriorándose de tal manera que acabó en una guerra de baja intensidad como dices? -pregunté ingenuamente para que se luciera delante de los pardillos que no vivieron aquello.

- Como he dicho, la confianza entre las partes se rompió, aunque no el orden público, conseguida por la superioridad del aparato policial, hasta tres años después en que, antes del verano, se fundó y organizó el Frente Polisario y comenzó su lucha armada dirigida fundamentalmente a atacar a pequeños grupos de la Policia Territorial, capturando algunos nativos, y tirotear pequeños puestos, entrando en el territorio de noche y replegándose, rápidamente, a Mauritania antes de que reaccionáramos y, posteriormente, a Argelia. La cosa se complicó en el verano siguiente cuando España anunció un Estatuto de autonomía para el Sahara. Marruecos reaccionó agresivamente mandando efectivos militares hacia nuestra frontera por el norte, continuando con la Brigada Mecanizada que había combatido en el Golán. A partir de ahí hubo que combinar acciones de contrainsurgencia contra las guerrillas del Polisario y el FLU y medidas mas contundentes como la puesta en práctica del Plan de Operaciones para la defensa del Territorio que incluía la ocupación de posiciones defensivas, cuando los movimientos de fuerzas marroquíes asi lo demandaban.

- Ahí es donde entramos nosotros los currantes -contestó el guasón del coronel Moreno que, desde aquello, se había chupado varias guerritas – la gente de mi Bandera, la VIIi, y los de la IXii nos pasábamos el puñetero día entre patrullas, refuerzo de puestos, ocupación de las posiciones defensivas y como no, persiguiendo a las patrullas del Polisario que habían tiroteado algún pequeño puesto, especialmente, de la Policia Territorialiii y nunca encóntrábamos, porque operaban, normalmente por la noche y se replegaban, rapidamente, sobre sus “santuarios” en Mauritania, primero, y Argelia, después. Cuando salíamos a las primeras luces a perseguirlos, ya era demasiado tarde. La operación mas seria en la que estuve fue en la deTifariti, pero aunque he pensado y leido mucho de ella en estos años, mi actuación fue muy breve…



- No seas modesto - replicó el general Alegre – que yo como copiloto del comandante de helicópteros que mandaba la operación vi como te fajabas con tu Unidad en un terreno muy jodido y bajo el fuego de unos tiradores de excepción…

- Para terminar, El Gobierno español, irresoluto, dividido y débil, cedió de mala manera ante un sátrapa que lo tenía todo perdido y todo lo ganó con la última baza de la Marcha Verde. Nosotros, cumplimos con nuestro deber aunque en muchos casos teníamos laguna de órdenes o lo que es peor muchas y contradictorias. Quedó meridianamente claro que ni Marruecos, ni el Polisario querían enfrentarse a nosotros porque nos temían por la calidad de nuestros soldados y legionarios y la operatividad de nuestras Unidades. Si alguien perdió el honor, podéis estar seguro que no fuimos nosotros.

iPertenecía al Tercio Sahariano 3 de la Legión con base en Smara.

iiPertenecía al Tercio Sahariano 4 de la Legión con base en Villa Cisneros que fue trasladada al N. para apoyar al Tercio 3.

iiiLa Policía Territorial estaba formada por oficiales y algunos suboficiales españoles, siendo nativos la inmensa mayoría de agentes.